19 abril 2024

Tras esta portada tan simple y poco llamativa y de ese título tan provocativo (censurado con pegatina en carátula en Estados Unidos, por cierto) se esconde el cuarto trabajo de los monos de Sheffield, o mejor dicho, Arctic Monkeys. Tengo que admitir que para mí llega justo a tiempo, no mucho después del momento en que considero haber sacado todo el jugo posible a Humbug (2009). Y es que al contrario de lo que se dice por ahí, su tercer álbum no me pareció un trabajo menor, si no diferente, una demostración de madurez y de exploración de nuevos caminos que, como es habitual en todo lo que hacen estos chicos, es necesario mucho tiempo para apreciar cada detalle y sumergirse la sensación global del álbum completo. Siempre es más el disco que la suma de sus canciones.

Pues bien, todo lo dicho antes se cumple de nuevo en Suck It And See. En la primera escucha no mata, y piensas en lo buenos que eran los anteriores, se tiende inconscientemente a desmejorar lo nuevo comparándolo con lo viejo. Pero una semana escuchándolo es suficiente para que florezca y revele sus virtudes. Es muy grande, pero vuelve a ser distinto en su grandeza. Alex Turner y sus compañeros se hacen cada vez más maduros, las melodías vocales se hacen más suaves, pero guardando detalles como el tétrico y delicioso comienzo de ‘She’s Thunderstorms‘ o el maravilloso despunte de guitarra de ‘Black Treacle‘.

Tal vez lo menos llamativo del disco sea el adelanto que nos dieron con ‘Brick by Brick‘, muy coreable para los conciertos pero un poco descolocada dentro del álbum, parece sacada de Favourite Worst Nightmare (2007). Lo que resta son diamantes en bruto del tamaño de puños, tardamos en pulirlos pero deslumbran cuando acabamos. ‘The Hellcat Sprangled Shalala‘ y su sorprendente estribillo, ‘Piledriver Waltz‘ es la nueva ‘Cornerstone’ y ‘That’s where you’re wrong‘ está hecha para acabar un directo en todo lo alto como con ‘505‘.

¿Y qué nos falta? Pues claro, los temas en que se ponen duros. Porque es otra virtud de Suck It And See, la variedad que presenta. La demoledora ‘Don’t sit down ’cause I’ve moved your chair‘ o el adictivo y afilado riff de ‘All my own stunts‘. Pero tenemos una justa ganadora, y no luce por su potencia guitarrera como era de esperar. ‘Reckless serenade‘ se lleva la palma con todas las de la ley. Perfecta conjunción de la suave voz de Alex con la guitarra arpegiada y la percusión en su medido punto, yendo de menos a más y con un final que hace que te deshagas en el asiento. Uno de los mejores temas que les he escuchado.

Un grandioso disco, aunque no se pueda decir que sea más grande que el resto. Pero quién sabe, tal vez dentro de medio año, cuando estemos saciados de él, haya que actualizar este post y coronarlo.

httpvh://www.youtube.com/watch?v=wEjWSYWYaf8&feature=related