18 abril 2024

Con el primer disco de Bon Iver, “For Emma Forever Ago” nos conmovimos, descubrimos la característica voz en falsete de Justin Vernon. Un álbum que paraliza emocionalmente. Y ahora vuelven con un nuevo disco homónimo,  con más complejidad en lo músical, eléctrico, pero sin perder la emoción sincera del primer álbum. Si lo escuchas entero, no podrás hacerlo solo una vez. Todos los nuevos sonidos de este trabajo atrapan desde el principio, desde los violines hasta los sintéticos de “Hinnom, TX” o la felicidad aparente de “Calgary”.

La guitarra eléctrica, la batería y la experimentación  con los coros en “Perth”.  También sonidos muy bluegrass –de banjo y mandolina- en  “Minnesota, WI” reforzados con sintetizadores y pedales de efectos. Con sólo dos canciones nos podemos enganchar a  su atmósfera particular, esa a la que nos tienen acostumbrados los estadounidenses Bon Iver. La más sencilla parece “Towers”, un poco de guitarra que nos acerca al country y un telón de fondo de trompetas y violines hacen de la sencillez algo asombroso. Verso,  coros y ondulaciones musicales en “Hinnom, TX”.  Acordes de piano abren “Washington” los cuales se repetirán a lo largo de la canción junto al instrumento estrella de la canción, el violín de nuevo. “Calgary” es para este álbum como “Skinny Love” fue para el anterior. El tema conocido, la presentación en sociedad.  Arranca con un sintetizador a modo de introducción que enlaza con la voz de Justin Vernon para complementarse después con el ritmo de la batería y la guitarra en una magnífica composición.  Es la canción más parecida a lo que sería una banda de todo el disco. No prima sólo la voz y la intimidad de Justin Vernon sino que todos forman parte de este tema. Más adelante “Lisboa, OH” a modo de interludio que da paso a  “Beth / Rest”, lo más parecido al estilo de Phil Collins que podemos encontrar en este disco y la que menos encaja en el conjunto de canciones del álbum. No acaba de cuajar.  Mencionar también “Michicant” y su peculiar ritmo musical y la entrañable “Holocene”.

Bon Iver ha conseguido lo que muchos grupos desean;  lanzar dos discos de calidad, el primero compuesto en una cabaña, en la soledad y que representa el amor, la pérdida, la culpa… y el segundo muestra una banda que adquiere mayor protagonismo, más eléctrico y con mejor interpretación musical que refleja cada vez más las influencias urbanas en lugar de la naturaleza  del  primero. Dos joyas para escuchar en la intimidad y disfrutar lentamente.