29 marzo 2024

chscottmin

Hacía mucho, mucho tiempo que no escuchábamos jazz en la ciudad de Valladolid, antiguamente conocida por no pasar ni una sóla semana sin que la música de New Orleans sonase en el ya difunto local de los soportales de Fuente Dorada de cuyo nombre prefiero no acordarme para no apenarme más de esta gran pérdida. El Teatro Calderón no programa desde hace años un concierto de este estilo de música, el recien inaugurado Teatro Zorrilla parece no tener demasiado interés tampoco y el antaño fantásticamente programado Auditorio de Valladolid trae con cuenta gotas actuaciones para el fiel reducto de personas que necesitamos los sonidos del jazz correr por nuestra sangre al menos una vez al trimestre.

Por suerte, el pasado Viernes 12 de Febrero pudimos acudir en el Auditorio Miguel Delibes a una de esas sesiones que te dan el chute necesario y que durará los próximos meses porque el concierto que dio el jovencísimo Christian Scott sólo se puede clasificar de magistral.

He de confesar que acudí ligeramente reticente a ver a este joven trompetista que muchos ya apodan como “joven dios del jazz” debido a que los teenagers de su quinta que, según dicen, hacen jazz, no se merecen nisiquiera la descarga de su trabajo -véase Jamie Cullum y cía- pero, por primera vez en mucho tiempo, pudimos ver un conciertazo ofrecido por un jovencillo que, si ya da mucho que hablar con su trompeta torcida como si fuese Dizzy Gillespie, seguro será una figura clave en la evolución del panorama del jazz actual.

Acompañados de los también jovenes talentos Milton J. Fletcher al piano y teclados, el velicísimo canadiense Matthew T. W. Stevens en la guitarra que por su atuendo y modo de tocar parecía en ocasiones acado de la escena del brit-pop, Jamire A. Williams fantástico en la batería cocinando como nadie y Kristopher Funn con el bajo, Scott nos presentó principalmente los temas de su nuevo trabajo, ya el quinto, Yesterday You Said Tomorrow, en el que el folk, country, hip-hop y soul se fusionan con el mñas puro jazz para dar un total de diez magníficos temas.

A destacar especialmente The Eraser, ese tema tan hip-hop/soul que en el disco no nos acabó de convencer en una primera escucha pero que, tras contemplarlo y disfrutarlo en directo ,nos pareció una maravilla gracias a su alegre y sincero ritmo aderezado con los intencionados “defectos” del sonido del piano consecuencia de introducir entre las cuerdas las partirutas del tema, así como el durísimo y hasta agobiante Angola, LA & The 13th Amendment dedicado a esos policías racistas que en una ocasión le pararon e insultaron sólo por el hecho de ser negro.

Como es de costumbre y de agredecer, las improvisaciones virtuosísticas no faltaron destacando especialmente los agresivas, frenéticos y milesdavianos solos de Scott a la trompeta desgarrando sus sonidos produciendo en más de uno de los asistentes ese necesario e impulsivo yeah!

Si bien es cierto que al chico le deberían dar algunas clases de humildad -decir en directo que la BBC ha dicho de su nuevo álbum que es el mejor disco de jazz de los últimos 50 años no le favorece mucho- y el apodo de “joven dios del jazz/nuevo Miles Davis” le viene aún demasiado grande, talento, madurez musical y destreza no le faltan así que estaremos muy pendientes de su, segura, grandiosa proyección, , sobre todo acompañado de esa genial banda.

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