20 abril 2024
La bohème

La bohème¡Qué poco de moda está la ópera! ¡Que pocos jóvenes han asistido alguna vez a alguna representación! y ¡Qué pocos llegarán a apreciar toda su belleza! Ya no hay visones, pues es mayo, pero su prenda análoga de primavera llena El Calderón. Tantas veces he visto la estampa, y tantas veces me ha parecido normal ser la más joven… Hay juventud en la orquesta, en el coro, incluso o en las voces principales, pero las butacas las llenan las caras de la madurez. No pretendo hacer una queja, solo es lo que veo cada día y cada día comprendo. Aún a mí, amante de la lírica, de la música y el teatro me cuesta digerir los trillados argumentos repartidos en largas horas, y por supuesto el desproporcionado precio de la butaca. El acto social elitista sobre el que se basa la ópera en nuestros días, ¿logrará mantenerla por mucho tiempo viva? ¿Se reavivará el canto lírico con nuevos tipos de espectáculo y argumentos? No tengo respuesta, pero sé que si en un siglo sobreviven 10 óperas, La Bohème será una de ellas.

Estos pensamientos rondaban mi cabeza durante la primera parte de la ópera de 3 horas de duración,  después de observar detalladamente la cuidada y explícita escenografía. Con un suelo inclinado de formas imposibles, una colorimetría basada en los grises, dedicaba la parte delantera al desarrollo de la acción mientras dejaba una gran ventana a un fondo que lejos de ser pintado representaba en tres dimensiones y fielmente los tejados parisinos.

Hacen su entrada Rodolfo (Ricardo Bernal), el poeta y Marcello (Gabriel Bermúdez), el pintor. Desde el primer momento se escuchó a la orquesta tapando a los cantantes, perdiéndose casi por completo la voz en los fortes de la orquesta. La buena dirección de escena permitió darle movimiento al primer cuadro pues los actores/cantantes se movían, bailaban y actuaban sin descanso haciendo así más ameno un acto un tanto sosegado.

La plazoleta del café Momus en el segundo cuadro era toda una fiesta en la que sorprendían magos y acróbatas con trucos y fuegos artificiales. Todo un detalle que el público supo valorar. El coro de niños aportó la dulzura e inocencia a esta escena multitudinaria que es sin duda lo mejor de la obra: por la agilidad, la vivacidad, el ritmo, la belleza de la música, la picardía del argumento, la épica de los coros y la espectacularidad de fuegos y coches clásicos en escena. Musetta (María Hinojosa) con una voz brillante, no dejo en ningún momento que la orquesta la sobrepasara y representó lo que para mí fue la mejor interpretación de la velada. Un cuadro prodigioso en el que el coro de los amigos del Calderón supo dar la talla.

A partir de la despedida del coro, la representación va decayendo como decae Mimí con su enfermedad. La soprano (Inva Mula) de voz luminosa y viva, que domina las agilidades y la afinación, pone su buen hacer al servicio de la música pero igual que sus compañeros tenores resulta sobrepasada por el volumen de la agrupación orquestal. A excepción del bajo, Colline (Rubén Amoretti) que también tiene su pequeño momento para destacar.

El último cuadro va perdiendo el interés como la soprano va alentando su último suspiro y termina sin gran emoción, dejando el recuerdo del segundo acto en nuestra memoria.

En general no hay mucha crítica que hacerle a la representación salvo el exceso de volumen de la orquesta o la falta de cuerpo de las voces solistas, pues se perdieron probablemente los detalles más interesantes e intensos del canto.

Teatro Calderón de Valladolid
9 de mayo de 2011

Director musical: Pietro Rizzo
Director de escena: José Luis Castro
Director del Coro Amigos del Teatro Calderón: Sergio Domínguez
Reparto: Ricardo Bernal, Inva Mula, Gabriel Bermúdez, María Hinojosa, Rubén Amoretti, José Manuel Díaz…

1 comentario en «Crítica de Teatro: La Bohème (Teatro Calderón – Valladolid) – mayo 2011»

  1. mi hija participo en la boheme en el coro de niños que salio en el 2 acto y fue toda una maravilla, fue precioso tanto decorado, trajes y actores que fueron increíbles, pero los niños lo hicieron estupendamente y recuerdo la ilusión de todos ellos durante los ensayos y el esfuerzo que representaron

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