28 marzo 2024

El concierto de Eilen Jewell en la sala El Sol de Madrid el pasado 23 de Octubre fue una suma de emociones encontradas. La de las composiciones de la artista criada en Santa Fe que navegaron de manera suave desde el folk al blues y del honky tonk al country pasando incluso por el gospel. La del público asistente que volvió una vez más a agotar el papel en la taquilla a pesar de la frecuencia de visitas de Eilen a nuestro país. Y de la propia vocalista que se conmovió de manera palpable cuando agradeció apenada por abandonar nuestro pais en esta última fecha de su tour español, un territorio que tiene conquistado desde hace tiempo y que la colma de los bienes que tanto anhelan muchas de las bandas internacionales que visitan España. El calor de la gente, la buena comida y el trato afable.

Leí recientemente una entrevista con Eilen en una revista en la que la cantante afirmaba perseguir la máxima desnudez musical en post de la mayor claridad en el mensaje a trasmitir y realmente la menuda vocalista consigue crear un halo de simplicidad que conmueve.

De un humor excepcional y vestida con un elegante traje negro que contrastaba con sus botas de cowboy (cowgirl en este caso) saltó al escenario de La Sol tras la introducción musical de una banda sobresaliente en la que si todos sus componentes intentan cumplir con el axioma de menos es más su guitarrista Jerry Miller dinamitaba la propuesta conjunta con una exhibición impresionante de notas, punteos y melodías extraídos de una guitarra Gretch que engulló literalmente el espectáculo no conformándose con ser colchón de lucimiento para una Eilen que sin embargo sacó un rendimiento sublime a su hilo de voz y supo transmitir la tristeza que emanan sus canciones.

Queen Of  The Minor Key es su última obra y de ella fueron cayendo una tras otras sus mejores composiciones, desde la inicial y melancólica I Remember You al ritmo vivo de Bang Bang Bang, la fronteriza Santa Fe, el toque new soul de Warning Sings (apuntate esta Imelda!) o en la fase final del show el tema título del disco y Kalimotxo (por aclamación popular) como homenaje a su bebida favorita.

Y además muchas canciones de su anterior disco, homenaje a Loretta Lynn de la que destacaron Fist City, Deep As Your Pocket o la alegre I´m A Honky Tonk Girl, todas ellas precedidas de introducciones realizadas en un castellano más que competente que demostraban las ganas de agradar de la cantante que parapetada tras su guitarra acústica (autografiada por Wanda Jackson), una armónica, un par de maracas (se ofreció a realizar un solo de tan simple instrumento en un momento dado del concierto) o simplemente bailando de manera comedida sobre el escenario supo arroparse por el contrabajo de Johnny SciasciaJason Beek (marido y batería del combo) y traspasar la aparente fragilidad de su físico.

En la parte final de la hora y media de show solicitó a los presentes sus preferencias musicales para crear una jukebox personal en la que sonaban obras pretéritas como Fading Memory, mientras Jerry Miller improvisaba solos en las canciones y atisbaba melodías conocidas de Tito Tarántula o los Stones (sublime ese apunte del Paint It Black).

No creo que Eilen Jewell tenga problemas para volver a tener éxito de público en una nueva visita, incluso aseguro que los que se aventuran a sus conciertos se irán multiplicando ya que el componente de autenticidad que desprende y la fusión tan natural del rockabilly, folk, country o blues que destilan sus composiciones son una baza más que segura. Allí estaremos para contarlo.