No debe resultar sencillo escapar de tu propia sombra cuando esta es tan alargada y mucho menos si eres responsable de parte del legado musical de calidad de este país. Por eso aunque ya hace veinte años de la desaparición de Radio Futura, una de las pocas luces dentro del fenómeno de “la movida”, Santiago Auserón, alias Juan Perro, se embarca en una gira de teatros con el sobresaliente Joan Vinyals, y adapta a este formato las composiciones de su obra, poniendo el acento en las canciones de su último trabajo Rio Negro, toda él de raíz oscura, como su propio título y que viaja desde el rhythym and blues de New Orleans al son cubano y bordea de manera bastarda el blues.
Así que elegantemente vestido con traje negro y sombrero (creo que a nadie se le escapó ese paralelismo con Tom Waits) y con un teatro que agotó su patio de butacas empezó un recital de escenografía sobria, una mesa con un par de botellas de agua y un par de guitarras, en el que repasó no solo las canciones sino aquello que empujó el nacimiento de cada una de ellas. De esta manera y de forma locuaz Juan Perro narraba como Jose Rasca surgió tras sus paseos madrileños con Joe Strummer, las conversaciones con Compay Segundo mientras le enseñaba los ritmos que acabarían por sonar en El Carro, o su experiencia con el huracán Katrina en Pies de Barro, y no tuvo rubor, faltaría más, para colar unos versos del Raiders On The Storm mientras interpretaba Girasoles Robados o dejar el micro a un lado y en pie, y sin sombrero, interpretar a capella No Más Lágrimas para según palabras propias “poner a prueba la buena acústica del teatro”.
Y es que Auserón, perfecto dominador de los tempos y las intensidades de la noche, supo ganarse a la audiencia con la cercanía que el propio recinto ofrecía y logró transformar en concierto un recital, ya que la frialdad a priori de un lugar donde hay que permanecer sentados, afortunadamente eso sí con disponibilidad de cerveza en el bar del teatro, se truncó cuando atacó directo a los pies del respetable y los puso a bailar al ritmo de Malasaña ( “Para ser republicano no hace falta que te pongas banderitas en la mano, la república es la calle y el universo es el barrio” cantaba en el día de la gran manifestación de Madrid), la pequeña autobiografía de Poco Talento o el ritmo carnavalesco y canalla de Obstinado En Mi Error.
Se trasportó a Raices Al Viento para encarar la parte final del concierto y de su primer disco sonaron A Un Perro Flaco, Negril o Fonda de Dolores con la gente concienciada de que habíamos descubierto un nuevo recinto musical en la ciudad con la cercanía y calidez como principales virtudes y en el que nos esperan gratas sorpresas en los próximos meses (Murphy, Krahe…), Juan Perro dejó el listón muy alto, tanto como la Casa En El Aire que nos presentaba y un sabor de boca excepcional en el que eludió con sobresaliente el viaje sencillo a la nostalgia colectiva. Solo los que saben que terreno pisan son capaces de mirar hacia delante sin importarles el riesgo y Santiago Auserón camina con el paso muy firme casi 35 años después de que subiera por primera vez a las tablas.
MAGISTRAL! Con ganas de mas.Esperemos que vista la acogida, los que manejan los hilos de todo esto se animen a traerlo de nuevo, y a ser posible con la Zarabanda. Otra joya digna de ver
100% de acuerdo con la crónica, no recuerdo haber disfrutado con un concierto-recital en valladolid desde hace muchos, muchos años
Bravo por los que lo han hecho posible desde el Teatro Cervantes