29 marzo 2024

Hay que reconocer que llevamos un mes bastante cargadito, sobre todo en la capital. La concentración de conciertos y eventos culturales es desbordante y se hace imposible ir a todo. ¿Cómo decidir que ver cada día? Si son los americanos Akron/Family una de las opciones, la balanza se inclina irremediablemente hacia ellos.

Una aceptable cantidad de público asistió puntual al concierto -un poco tarde por cierto, al día siguiente toca levantarse pronto- para ver actuar a Timber Timbre,  que presentaba su segundo trabajo Creep On Creepin’ On (Arts & Crafts – 2011). Los canadienses nos deleitaron con todo un despliegue de medios sobre el escenario de la sala Sol: guitarras con decenas de pedales de efector, no demasiada percusión, teclado, violín,  sampler y hasta un auto-arpa. Todo ello es necesario para llevar a buen puerto el amplio espectro de detalles que presentan sus trabajos, y redondeándolo con la amarga voz de Taylor Kirk, el resultado es un set de intensas atmósferas repletas de calidez y aromas de americana. Mención especial al tema que da nombre al segundo álbum y a Demon Host, que abre el primero, y a la capacidad de Taylor para manejar a la vez la percusión, la guitarra y las voces. Bravo por ellos.

Acercándose la media noche salió a la palestra el trío de Brooklyn dispuestos a convertir la sala en su salón de casa -palabras textuales-, sugiriendo que en la actuación que estaba a punto de empezar se iban a comportar como si todos fuésemos una gran familia. Y así fue, los dos barbudos y el imberbe de la familia Akron soltaron las bestias que llevan dentro en pocas canciones estiradas mediante salvajes improvisaciones, centrándose sobre todo en su último álbum Akron/Family II: The Cosmis Birth and Journey of Shinju TNT (Dead Oceans Records – 2011), con perlas cultivadas como la aterciopelada Islands, una temprana Antother Sky que utilizaron para desfogarse y liarla parda entre el público (Seth Olinsky bajó con una gorra y subió con otra) o la contundente Silly Bear, en la que también se hermanaron con los asistentes cantando a coro. Grandiosa también la siempre presente River, procedente de su anterior trabajo. Bis calmado con Love and Space, rescatada de Meek Warriors (Young God Records – 2006), sirvió de tranquilizante para ir suavecitos a la cama después del tute que dieron durante todo el concierto. Demostración sublime de cómo dar valor añadido a un concierto, sin limitarse simplemente a repetir canciones grabadas.

Fotografías cortesía de Heinekenpro