24 abril 2024

Tame Impala 1Eran las 21.30h del sábado 13 de julio y los australianos Tame Impala hicieron acto de presencia sobre el escenario de la sala La Riviera. Tras su paso hace dos meses por el Primavera Sound, generando opiniones favorables y en contra a partes iguales, había llegado la hora de tomar el pulso al público madrileño. Un público que, pese a coincidir con el inicio de vacaciones o con citas como el BBK Live, no defraudó y llenó la sala. Un público entregado desde el minuto cero y no de conversación de terraza de bar, como (lamentablemente) se viene sufriendo últimamente en los conciertos de la capital.

Sobre esto tiene mucho que ver que la psicodelia de Tame Impala no sea carne de radiofórmula. El grupo liderado por Kevin Parker abrió el concierto con “Why Won’t You Make Up Your Mind”, tema de su primer disco InnerSpeaker. Hay que decir que no fue el inicio esperado con respecto al sonido, pero lo supieron corregir rápidamente y el resto de sus temas sonaron con la fuerza y el volumen adecuado, dentro de los límites, por todos asumidos a estas alturas, de la sala. El grupo fue alternando temas de InnerSpeaker con los del reciente Lonerism, jugando con sus temas a placer. Si hay que acortar o frenar un tema, se hace. Si hay que alargarlo hasta el extremo, como con “Half Full Glass of Wine”, también. Tras esta se llegó a uno de los grandes momentos al tocar el hit de Lonerism, “Elephant”, con el público coreándola como presumible himno ya que lo es. La conexión de Kevin Parker con la gente fue in crescendo, permitiéndose varios guiños con los asistentes, bien lanzándoles agua desde su botella mientras danzaba y giraba sobre sí mismo o bien comentando que tras haber tocado por varios sitios de Europa, afirmaba que el público madrileño es el más loco. Cuando llegó el turno del otro gran éxito de su último disco, “It Feels Like We Only Go Backwards”, el cantante avisó con un “¿Estáis listos para cantar?” y los allí presentes le demostraron que sin duda lo estaban. La fuerza del concierto ya no cesó hasta el broche final, con una gran “Apocalypse Dreams” y el bis, “Nothing That Has Happened So Far Has Been Anything We Could Control” (¿quizás un último guiño hacia los asistentes tras lo que acababan de vivir?).

Los australianos se despidieron del “crazy” público madrileño tras hora y media de concierto, en la que demostraron con creces que son capaces de hacer un buen directo con presencia y personalidad, dejándonos a todos un gran sabor de boca.

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