29 marzo 2024

Voy a Pasármelo Bien: Crónica del directo de Hombres G y Duncan Dhu en el Festival de Porta ferrada.

Otra de las citas de este verano en la Costa Brava la teníamos en el Festival de Porta ferrada, que para este año celebraba su 54ª edición. A destacar el doble programa para los más nostálgicos del rock español con los vascos Duncan Dhu y los madrileños Hombres G.

Con una media de edad que no bajaba de la cuarentena, los donostiarras aparecieron a escena de nuevo reunidos tras su gira de 2013 de “El Duelo”,  un EP que rompía doce años sin sacar material nuevo, y tras el disco y gira de Mikel Erentxun en solitario “Corazones”. Al son de “Girl On The North Country” de Dylan-Cash (como viene siendo habitual en sus conciertos), Mikel, Diego y los suyos fueron tomando lugar para arrancar con las sensacionales “A Tientas” y “La Herida”, ante la impasibilidad de un público que ya demostraba que habían venido para el segundo plato. Arropados con la sobresaliente la formación de acompañamiento,  unos virtuosos y polifacéticos músicos – batería, teclados, dos guitarras (slide incluida)-, como la anterior gira, el dueto lograba una acústica muy country y “americana” y menos pop de lo esperado. Un fabuloso sonido que revisa las canciones de siempre bajo un sonido rockero mas maduro sin privar (en tónicas generales) de su espíritu original. Aunque en el directo también tuvieron su momento temas de nueva cuña como “El Duelo” o“Cuando llegue el fin”, o “Nada”  y “Como Dioses” del incomprendido álbum Crepúsculo (2001).

Y, como era de esperar, poco a poco fueron desgranando sus éxitos de siempre, y las que motivaban a los mas veteranos  y nostálgicos del lugar como “Rozando la eternidad”, “No puedo evitar (pensar en ti)”,“Entre salitre y sudor”, “Palabras sin nombre”o “Esos ojos negros” , con los cuales surgieron entre el público los omnipresentes móviles para el fetichismo visual de sus amos.

A destacar la enérgica enésima juventud de Mikel Erentxun, quien en todo momento hizo de perfecto frontman con una voz que está mejor que nunca, y una simpatía y dinamismo encomiable. Melodramático y romántico en sus interpretaciones como siempre pero también pletórico y amable como nunca.  En cambio Diego Vasallo y su voz se ha resentido bastante al paso del tiempo, con lo que, lo que era un atractivo de la banda – su timbre grave y profundo – se ha convertido en su punto débil – la fragilidad de unas cuerdas vocales  desfiguradas – que apenas tuvieron protagonismo con su parte de “La Herida” y con “Rosa Gris” en los bises apoyado por su compañero y por una armónica que sustituyó la mandolina. Aún así, el bueno de Vasallo cumple con su rol de parte oscura y misteriosa de los DD, lo que les dota de cierta autenticidad  y misticismo rockanrollero.
Para el final de un intenso show que superó la hora y media cayeron, entre otras,  las ansiadas “Cien Gaviotas”, “Una calle de París” y el clímax de “En algún lugar”.

Fabuloso primer tiempo del espectáculo que nos permitió gozar de unas muchas de las buenas canciones de una gran banda que en ningún lugar de ningún gran país se debería de olvidar.

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Tras el parón reglamentario y el apagón en la zona lounge,  que dejó a muchos asistentes sin cenar, la entrada de la banda de David Summers que ya de entrada desplegaron ese inmenso carisma juvenil que no pierden con los años. El cuarteto, apoyado por un teclado y un saxo con sus primeras notas hizo bailar a todo ser viviente que rondaba por allí (y no eran pocos) con la declaración de intenciones que es “Voy a pasármelo bien”. Y eso hizo la audiencia en todo momento, pues el concierto de los “G” fue una auténtica fiesta y celebración nostálgica que arrancó toda la energía y alegrías de sus fans que conocían al dedillo las simpáticas letras de todas las canciones que tocaron. Son los Daniel Mezquina y Rafa Gutiérrez (guitarras), Javi Molina (batería) y el gran David cuya voz está mejor que nunca y cuyas líneas de bajo marcan el ritmo trepidante de la banda al son de ska, pop, rock’ n roll y lo que les echen.

De este modo surgieron entre muchas “El ataque de las chicas cocodrilo”, “Chico tienes que cuidarte”,  “Indiana“, la romanticona “Te quiero”,   la potente “Nassau”, “Suéltate el pelo”, tras la que tiraron sujetadores al escenario (uno acabó como gorro de Javi),  el ska de “Visite nuestro bar” – presentada por David tras llamar cariñosamente borrachos a sus compañeros – o la sexual “Hoy no te escaparás”.

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Las copas y cervezas iban cayendo al son del sudor de los bailes, pero todo lo que empieza tiene que acabar. Y acabó al son de hitos de los ochenta como “Marta tiene un marcapasos” y con los bises “Venezia” con la intro operística del bataca y tras reclamar “queremos pica-pica” el despiporre con “Devuélveme a Mi chica”.

Un final esperado de una velada veraniega con doble programa con el que gozamos como jovenzuelos al son de dos bandas que  ya hace tiempo que son patrimonio cultural de nuestro país. Que nunca se pierdan.