19 abril 2024

Morgan (1)Sale descalza Caroline de Juan, Nina, y se coloca en el centro de una alfombra. Le sigue de cerca el resto de Morgan. Antes de eso, este viernes 6 de abril todos los comentarios en Escenario Santander han sido los de quien ha encontrado oro filtrando piedras y arena.

El telón que cubre el fondo del escenario se tiñe de rojo para ‘Planet Earth’, que abre también el segundo álbum de la formación, “Air”. El que han venido a presentar en sociedad. Se turnan para desquitarse Paco López, guitarra, y Ekain Elorza, batería. Ella levanta la barbilla hacia la luz que la señala, como hacia esa que deja ver el polvo a primera hora de la mañana, y libera un tímido “gracias”. No se desvían del orden marcado y arremeten con ‘Oh Oh’.

“Bienvenidos. Buenas noches. Es la segunda vez que estamos aquí y ya nos hacía mucha falta”.

Morgan (2)El ‘Attempting’ de “North”, su primogénito, suena a asumir los borrones y las caídas, a quitarse la gravilla de las rodillas y seguir dando patadas.

Empieza cohibida ‘Goodbye’, pero no dura mucho. Termina siendo una fiera desgarrándose las entrañas. Un animal que continúa lamiéndose las heridas abiertas con ‘Roar’. “I only need to roar”, repite De Juan como si buscase creérselo, y las certezas van creciendo en su garganta por simple repetición. Extiende las manos como un predicador y se balancea como un tiovivo. Levanta los pies del suelo cuando el corte va muriendo, al tiempo que encoge el estómago.

“¿Cómo estáis? Que no os lo he preguntado”, baja al mundo de los mortales y se equivoca al anunciar la canción que va ahora. La correcta es ‘Work’, con la que surgen coros espontáneos de varios puntos de la sala. “Y me quería ir sin hacerla”.

Morgan (3)“Os vamos a pedir vuestra colaboración, que es voluntaria pero necesaria”, ruegan para ‘Praying’. Explican cómo hacer los coros y nadie se plantea no atender o desobedecer.

‘The Child’ nace sólo de una voz que va viéndose arropada. La niebla que se levanta despacio a sus espaldas dibuja el humo de un cigarrillo al encontrarse con los focos. La calma que precede a la tormenta.

Hablan de ‘Be a Man’ y explican que la letra la escribió López cuando ni siquiera existía Morgan, a partir de unos acordes que compuso Nina y a los que a ella le daba “como vergüencilla” ponerles palabras. Estira los pies y se pone de puntillas un segundo. Toma aire. Las bombillas se dirigen hacia sus manos y generan una especie de aura alrededor de su cabeza. Virgen de la amargura.

Morgan (4)Todo el peso cae sobre las espaldas de la vocalista al llegar ‘Volver’. Puede que por eso diga que normalmente el público se la sabe y suele cantarla. “Os estoy pidiendo un favor, fundamentalmente”, ríe. Un favor que no necesita más que por humildad o nerviosismo. Condensa el aire, que se hace aún más espeso al pasar por los pulmones.

Un par de segundos después de haberse quedado en silencio, todo son aplausos, que se alargan y vuelven a empezar cuando parecía que perdían fuerza. De Juan se pone de pie para recibir una ovación que podría igualar en tiempo al tema que acaba de acariciar.

Morgan (5)Todavía no dejan de lado el castellano y pasan a ‘Sargento de Hierro’. Ellos se quedan quietos, soldaditos de plomo esperando que les llamen al frente. Atienen al grito de auxilio y a la resignación que conviven en el corte.

Reciben ‘Blue Eyes’ con chasquidos de dedos y palmadas. Hacia la mitad de la pieza hacen una pausa que matan con dos golpes de baqueta. Vuelven a empezar y, tras repasar ‘Flying Peacefully’, saludan y se van.

Morgan (6)“Hemos salido a coger cerveza”, se justifican al regresar. Comienzan a renquear las teclas de David Schulthess y dan la bienvenida a ‘Home’. Sin descanso atacan con ‘Another Road (Gettin’ Ready)’. Recta final.

“Ahora sí que nos vamos a despedir”, admite de lado Nina, resignada. Pese a que vayan con todo con ‘Marry You’. Se quema las cuerdas como Janis Joplin al preguntar por un Mercedes Benz. Alejandro Ovejero, bajo, hace mímica e imita sus movimientos antes de que los haga. Ella presenta a la banda y hace una reverencia al decir su nombre.

“Muchísimas gracias por hacernos tan felices”, habían dicho antes. Lo mismo.

Morgan (7)