18 abril 2024

Un año más el Ebrovisión de Miranda puso el cierre a la temporada veraniega (son contar el BAM en barna) y por tanto de festivales, cumpliendo de nuevo nuestras expectativas con un recinto que en ningún momento se vió desbordado, pudiendo disfrutar de todos los conciertos sin agobios ni empujones ni colas para ir al baño, baños por cierto de verdad y no portatiles, ya sabemos todos lo que significa, horarios respetados -salvo alguna sorpresilla-, buen sonido general, precios populares (pero de verdad!) y un muy buen ambiente entre un publico respetuoso, quizá debido a que la media de edad es ligeramente mayor a la del resto de festivales, que se acerca interesado realmente en la música y no solo pensando en la fiesta.

El encargado de abrir fuego fue el particular Bigott en lo que pensamos es una maniobra de la organización para acercar a la mayor cantidad de publico a primera hora en vez de colocar a un grupo menos potente y que el polideportivo vaya llenandose poco a poco. El de Zaragoza nos ofreció un poco del folk-country de costuras pop por el que le conocemos acompañado de su habitual banda para hacer un repaso del “This is the beginning…” y presentar algo de su proximo disco que estrenará este 25 de Octubre bajo el peculiar “The Orinal Soundtrack” con un resultado muy luminoso y enérgico gracias a una percusión acertada y unos buenos teclados.

La continuación fue de mano de Supersubmarina, quizás el grupo más forracarpetas de todos los que pueblan el amplio muestrario del festivalero español. A medio camino entre los momentos más guitarreros de la habitación roja y las melodias vocales facilonas de cualquier grupo comercial acompañadas de unas rimas de lo más simples -y esto lo solemos pasar por alto-, el concierto de estos chicos de Jaén se quedo en una media tinta de pequeñas descargas seguidas de lalalas, leleles y sususus con una estructura muy lineal para hacerlo interesante pasados los primeros tres o cuatro temas. Buena interpretación, con algun problemilla de sonido puntual, para un fondo ramplón y carente de brillo.

El pobre Lapido sufrió el vacio más considerable del festival, victima del sindome del único escenario: la gente remoloneo más de la cuenta en el descanso entre conciertos por las tiendas y puestos de comida y estuvimos en cuadro durante más de medio concierto. Lapido presentaba su último disco “De sombras y sueños”, pecando quizas de excesivo clasicismo en su rock de manual, dicho esto en el buen sentido, de manual de estilo de buenas practicas. Haciendo un buen uso del hammond, que parecía sobre un altar, y unos buenos riffs en unas guitarras predominantes consiguió conectar con el publico que se fue animando y termino aplaudiendo su concierto que fue más que correcto.

El que ya tenía al publico entregado desde que pisó la tarima fue Xoel Lopez, la autentica cabeza del viernes y el más celebrado de la velada. Xoel, que con este concierto ponía fin a su gira española y parte de nuevo a tierras bonaerenses hasta que salga a la luz su nuevo material, decició comenzar su show con un íntimo pase acústico en el que sólo acompañado con su guitarra en el escenario recuperó temazos de “Reconstrucción” y de “Fin de un viaje infinito” de manera muy tranquila pero sin perder un ápice de emotividad o intensidad, que hizo al publico corear unido por primera vez en la noche esas letras tan estudiadas provocando la sonrisa del gallego. A partir de aquí retomó el concierto con el resto de su banda (esta vez sin teclados) con una selección que hizo las delicias de todos sus fans. Entre tanto hit también hubo tiempo para presentar alguna de sus nuevas composiciones, en las que ha experimentado con nuevos ritmos, que recuerdan a tonalidades un tanto tropicales, y que apuntan como nueva orientación para su nuevo trabajo. Como curiosidad le pudimos ver golpeandose la garganta para obtener distintas tonalidades en su voz. Gran concierto en el que no podemos dejar de comentar la aparición del solo de guitarra al más puro estilo rockero en varias canciones y que el repaso uno de los mejores temas de su proyecto paralelo Lovely Luna.

Turno de una de las bandas internacionales del festival, y la elección para el Viernes noche fue el grupo de pipiolos escoceses de The view, hype allá por 2007 (incluida nominación a los prestigiosos Mercury) y hoy en día grupo con un remanente de buenas canciones para exprimir en vivo. Con un directo a caballo entre unos gamberros Mando Diao y unos guitarrerros Artic Monkeys, demostraron tener energía para aburrir (así fue al final) y convencieron a medio aforo, el resto se lo estaba pensando, de que lo suyo era la fiesta desenfadada y el pop de guitarras inmediato. Resolvieron con solvencia un concierto que les quedaba un poco largo y a nosotros pensando si realmente merece la pena rellenar ese hueco que dice ‘internacional’ en el album de cromos o tener un par de cromos más en la página central.

Los rompepistas barceloneses de Mendetz eran los encargados de poner los pies en movimiento antes del after y pudimos ver que siguen explotando ese “Souvenir” del 2010, con sus ritmos ochenteros, sobrecarga de teclados y un directo clavado al que ya hemos visto unas cuantas veces salvo variación en el setlist. ¿Fue por eso peor? Para nada, el interés no era el mismo, ya que Souvenir no es el disco de su vida y ya le han rodado suficiente, pero como siempre consiguieron tener un directo in crescendo gracias entre otros a los temazos ‘Wolfdance’ o su clásico ‘Futuresex’, que nunca falta, y demuestra que los Mendetz suenan de sobra engrasados y saben como exprimir al máximo sus temas al dedillo. Sobretodo la versión con la que nos tienen acostumbrados a cerrar, ese noventero ‘Free from desire’ que la gente ya pedía desde la mitad del concierto.