25 abril 2024

Jorge Drexler 1Jorge Drexler despidió noviembre el pasado jueves en la sala Galileo Galilei, en Madrid, coordinado con Depedro por la gira de Los Cómplices de Mahou. Aprovechamos el encuentro para hacerle unas cuantas preguntas. Él nos cantó y nos habló de Madrid, nanas y Joaquín Sabina.

Has llamado a tu último trabajo “Salvavidas de hielo”, ¿no hay nada a lo que podamos agarrarnos más de un rato?

Hay cosas de las que podemos agarrarnos más de un rato, pero ninguna de la que podamos agarrarnos para siempre. La velocidad con que se derrite el hielo es lo que determina la duración del salvavidas. Pero, desde luego, todo a lo que podamos agarrarnos acaba siendo, tarde o temprano, efímero.

“Mis primeros cuatro discos en España creo que los daban en los congresos discográficos como ejemplo de cuando las cosas salen mal”, confesaste en una entrevista. ¿Ha cambiado la situación con el decimotercero?

No, sigo siendo un mal vendedor de discos. Siempre he sido mal vendedor de discos. Lo que pasa es que ahora todo el mundo es mal vendedor de discos. Pero yo tuve la originalidad de ser un mal vendedor de discos cuando la gente vendía muchos discos.

De cualquier manera, te digo, en mi vida, lo que comenzó siendo como una desventaja, porque vendía pocos discos, acabó dándome la ventaja de que, como había aprendido a vivir de la música sin vender discos, hoy en día estoy perfectamente adaptado, digamos, a la situación. Digo, mal no me va, pero en la venta de discos no ha mejorado nadie.

Jorge Drexler 2La primera canción que enseñaste de este álbum es ‘Telefonía’, en la que echas un capote a las telecomunicaciones en sus distintas versiones. ¿Las redes sociales nos acercan a los demás o nos alejan de ellos?

Si entendemos las redes sociales como entiendo la comunicación, como un concepto amplio, nos acercan. Somos una especie gregaria, siempre nos ha gustado comunicarnos los unos con los otros, siempre hemos establecido redes de comunicación. Ya sea una caravana a través del desierto o un mensaje cruzando el ciberespacio, pero nos gusta la comunicación. Una red también depende de cómo la quieras usar, pero si quieres acercarte a alguien, la red te puede ayudar claramente.

“Somos una especie en viaje. No tenemos pertenencias, sino equipaje” o “yo no soy de aquí, pero tú tampoco”, dices en ‘Movimiento’, el tema que abre el disco. ¿De dónde te sientes tú?

De todos lados un poco, la verdad. De ningún lado del todo. Lamento tener que “autocitarme”, pero está ya dada la respuesta en la canción.

Soy de Montevideo, he nacido en Montevideo, pero también soy madrileño. Me gustaba una definición que daba Sabina, decía “mi mujer, nacida en Lima, por tanto madrileña”. Por eso yo puedo decir que yo soy nacido en Montevideo, por tanto madrileño.

Mencionas también que cargamos con nuestras canciones de cuna, ¿cuáles te cantaban a ti? ¿Y cuáles has cantado a tus hijos?

Yo creo que uno no se acuerda realmente de las canciones de cuna, porque es una edad previa a la memoria. ¿Tú te acuerdas de tus canciones de cuna? En esa época se cantaba mucho “duerme, duerme negrito…”, pero no sé si me la cantaron a mí, realmente.

Sí que me acuerdo claramente de las canciones que les canto a mis hijos, y no son necesariamente canciones de cuna. Son canciones reiterativas, que hablan sobre la noche. Me acuerdo de dos, por ejemplo: ‘Tonada de luna llena’, de Simón Díaz, “luna, luna, luna menguante…”, y una de Caetano Veloso que se llama ‘Lua, Lua, Lua, Lua’, que les cantaba a mis hijos porque se parecía también al nombre de ellos, entonces como que las alteraba…

Yo, cuando era chico, me cantaba a mí mismo mis propias canciones de cuna. La primera que conozco, que es una canción del carnaval brasilero de los cincuenta que se llama ‘Mamãe eu quero’. Esa me la cantaba mi madre, me parece, puede ser hasta que me la cantara mi madre porque estuvo en el carnaval de Río cuando tenía 15 años. Pero yo ya le alteraba el nombre, mi madre se llama Lucero, y le ponía “mamá Lucero, mamá Lucero”. Y siempre pensé que decía eso. Entonces, yo me había creado una canción de cuna para mí mismo.

Jorge Drexler 3Como ya has dicho, naciste en Montevideo, ¿notas diferencia entre cómo se ve o se vive la música aquí y allí?

Sí, más notaba cuando llegué, todavía. Montevideo, cuando yo vine para aquí, todavía era una ciudad muy aislada. Montevideo es muy chica. El mundo estaba mucho más aislado, las partes entre sí. Entonces, este, Montevideo estaba muy concentrada, está todavía, en desarrollar su identidad musical. Estaba muy centrada en el candombe, en la murga, en la milonga, los ritmos locales. Y cuando vine a España, y vivís en una sociedad en la que hay expectativas económicas alrededor de la música, que no las había en la Montevideo de la que venía yo, el pop gana muchísimo terreno. Y me parecía como toda la música sin raíz, incluida la canción de autor. Me parecía que la canción de autor no tenía una raíz, y me daba mucha pena, porque yo hacía mucho hincapié en las raíces. Después yo mismo me fui desarraigando a lo largo de mi vida.

En ‘Silencio’ cantas “no encuentro nada más valioso que darte, nada más elegante, que este instante de silencio”. ¿Qué mejora el silencio?

¿El silencio? Mejora, por ejemplo, la música. Cuanto mejor sea la calidad de silencio que tengas en un concierto, que tiene que ver con la escucha que hace el público y con las características sonoras del lugar, más posibilidades de expresión tienes. Sobre todo cuando trabajas en matices chicos, como trabajo yo. Y el silencio mejora la concentración, sobre todo también. Para escribir yo necesito silencio. No tanto silencio sonoro, como silencio mental. Parar la cabeza un momento.

Escribiste ‘Pongamos que hablo de Martínez’ para agradecerle a Joaquín Sabina que hace “22 diciembres” te convenciese para venir a Madrid a probar suerte como artista, ¿por qué ahora?

Porque uno no escribe cuando quiere ni lo que quiere en las canciones. Las canciones tienen sus tiempos y sus caprichos. El disparador que tuvo es que escuché el estreno de Joaquín de su último disco, de “Lo niego todo”, en la radio y eso me emocionó. El móvil principal para escribir, para mí, es la emoción. Me emocioné, me acordé de Joaquín y me dieron ganas de escribirle. La escribí muy rápido. En un par de horas. La empecé a escribir a las diez de la mañana y a la una del mediodía la tenía Joaquín en su teléfono en un mensaje de voz.

Jorge Drexler 4¿Echas algo de menos de ejercer como médico?

Sí, sobre todo cuando veo trabajar a la gente de Médicos Sin Fronteras. Soy muy fan de Médicos Sin Fronteras, y si algún día retorno a la medicina será para trabajar en ese contexto.

En este trabajo te acompañan Mon Laferte, Julieta Venegas y Natalia Lafourcade, ¿qué aporta cada una?

Voy a decir lo que me aportan las tres en común. Las tres en común traen fuerza al disco. Me gustan las mujeres fuertes, se ve, porque las tres tienen una participación de mucha personalidad y de mucha fuerza. Quizá tenga que ver con la visión que tengo de la mujer. Me he criado entre mujeres fuertes, mi madre y mis dos abuelas son mujeres trabajadoras. Mi madre es médico cirujano y a la vez llevó la casa en sus hombros todo el tiempo. He tenido un ejemplo de mujeres fuertes y es el tipo de mujer que me gusta.

¿Hay algún artista que estés escuchando más últimamente o que quieras recomendar?

Sí, les recomiendo a David Aguilar, que es un músico mejicano que participó en el disco también, menos conocido que las tres cantantes, que son muy populares. David Aguilar, se lo recomiendo. Fue muy importante su presencia en el disco.

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