¿XS?, ¿Qué es XS?, ¿Un pequeño tallaje femenino o un suplemento dominical? No, nada de eso. Es el Ciclo musical que los chicos de la Sala X se han sacado de la chistera para amenizar el tórrido mes de julio sevillano y poder volver a pisar ese templo laico del sonido a orillas de Guadalquivir que es la Sala X. Tras conciertos en acústico de Arizona Baby o Sr. Chinaro, anoche llegaba la hora de Núria Graham, la cantautora de Vic con ancestros irlandeses. A sus 22 años, presentaba su tercer LP Marjorie, nombre de su abuela irlandesa que nunca conoció.
Apareció en escena con puntualidad británica, a las 11 de la noche, con su figura evanescente, con una Gibson color miel y cabecero negro, con la que mostraría lo magnífica instrumentista que es. El formato de la banda era un trío de power-pop, estaba acompañada de Jordi Casadesús al bajo, teclados y programación, y Aleix Bou a la batería. La banda es un engranaje perfecto con un sonido brillante, algo habitual en la Sala hispalense.
Era el tercer concierto de presentación del nuevo disco que salió en febrero de este año. La voz de Graham es hipnótica, una delicia para los oídos. A los sonidos folk-pop se han sumado ecos psicodelicos en su último trabajo. El recuerdo de Joni Mitchell, Carole King o Angel Olsen es recurrente. Es un disco lleno de introspección, grabado tras un viaje a Irlanda en busca de las raíces familiares. En los títulos de los temas dominan la presencia de mujeres: Marjorie, Shirley o Hazel. Ese mundo femenino que le llevó a colaborar con dos temas en el disco de Amaia y participar en su gira tocando la guitarra.
La actuación se convirtió en el sueño de una noche de verano.
Gracias, otra vez, a la Sala X.
Texto y fotos: Javier Herreros