19 abril 2024
Reseñamos "Hearthworms" el último trabajo de The Shins.

Reseñamos “Hearthworms” de The Shins.

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Que The Shins es el proyecto en solitario de James Mercer no cabe duda alguna. Su talento compositivo, su particular voz, y su afán evolutivo ha llevado a su banda a un lugar que pocos han llegado. Si bien es cierto que habiendo debutado en 2001 y solo publicado 5 álbumes parece poco (los últimos dos discos han llegado con esperas de 5 años), no podemos hablar de ningún disco menor. A los iniciales “Oh Inverted World” (2001) y “Chutes Too Narrow” (2003), de guitarras acústicas floridas, harmónicas y melodías coloridas, se añadieron “Wincing The Night Away” (2007), con su buena acogida comercial y el loable “Port To Narrow“(2012).  Con ellos temazos como “New Slang”, “Time To Square”, “Australia” o “Simple Song”, y multitud de grandes melodias, pop resplandeciente, arreglos instrumentales preciosistas y buenos juegos de voces. Si bien al principio el pop folk con aires sesenteros era el conducto, luego el pop y poco a poco los tintes electrónicos se han ido adueñando de una música resplandeciente que busca la melodía, a menudo enmarañada en formas cercanas a la psicodelia.

Con lo nuevo, Mercer ha querido aprovechar los aprendizajes de su otro proyecto Broken Bells (dueto que tiene con Danger Mouse) en el uso de samplers y sintes buscando los detalles en unas canciones que siguen su fórmula infalible.

Así encontramos ecos tenebrosos ochenteros (“Fantasy Island“), psicodelia rica de efectos (“Cherry Hearts“), melodias árabes con percusiones industriales (“Painting a Hole“), melodias Brian Wilson distorsionadas( “So Now What“), twee pop (“Half A million“), piezas que encajarían en “Port To Narrow”  (“Heartworms”), pop artesanal sixties (“Rubber Ballz”) o epopeyas folk remozadas en nueva tecnología (“The Fear”).

De nuevo, un cargamento de pop resplandeciente, melodías redondeadas y un particular estilo que aunque cambie de traje sienta fabulosa a esta banda de la que no podemos ni debemos olvidarnos.