16 abril 2024

Quizás simplemente sea algo sencillo de explicar. Quizás los miembros de The Delta Saints tocan descalzos porque necesitan sentir que están indisolublemente apegados a la tierra que pisan, que ese vínculo que les une a sus raíces, al sonido de las calles de Nashville y al inquietante pantano del Mississippi les obliga a establecer un nexo que permita que su insultante juventud no sea obstáculo para demostrar que por sus venas corre el más profundo sentimiento de la música del sur, y que la encrucijada de su origen se ha situado en  aquel cruce de caminos en el que Robert Johnson se largó con el diablo del blues y mientras lloramos su  ausencia acuden al sonido de los Delta Saints todos los hermanos bastardos del género. El soul, el rhythm and blues, el bayou, el rock and roll…

Y ese probablemente sea el motivo por el que cuando  alguien se enfrenta a The Delta Saints por primera vez cree reconocer todos los sonidos que en algún momento, y de manera más o menos prostituida, han invadido su cabeza y sin embargo toda esa herencia musical es imposible atribuirla a un solo progenitor. Porque  la cabeza a pesar de querer mantener su racionalidad está demasiado influida por el resto de órganos degustadores de la buena música: el corazón, el estómago, las entrañas..

Varios de los miembros de esta web tuvimos la enorme suerte de cruzarnos con Ben Ringel y sus compinches el pasado Octubre y de ese encuentro nos trajimos un concierto espectacular en la Taberna Belfast que pudisteis leer aquí , un par de videos exclusivos para nuestra web hermana Acordes Urbanos y sobre todo la convicción de que este gran descubrimiento debíamos compartirlo y hacerlo llegar a tanta gente como nos fuese posible antes de que se hagan tan grandes que solo les podamos ver en  recintos de tamaño mayor.

Afortunadamente el broche final de la programación de conciertos de esta web les trajo hasta la Sala Porta Caeli y a pesar de los imponderables futbolísticos de rigor más de 70 personas pudimos gozar y bailar como auténticos posesos (de nuevo el diablo del blues hizo de las suyas) con un concierto que para los asistentes posiblemente marcará la fecha más destacada de las que este año tengan lugar en Valladolid.

The Morning Reaver fueron quienes con su rock elegante, de raices americanas y sonido semi acúsitco encendieron la mecha de la buena música con sus composiciones propias y varias versiones que encandilaron a los asistentes para dejar la Porta preparada para la aparición del dobro de Ben Ringel, sentado como es habitual en su fligh case y rodearse de los “músicos descalzos” que desde que pusieron el punto inicial con Cigarrette se lanzaron en una espiral de composiciones nuevas hasta desgranar casi por completo su próximo y esperado disco Dead Letter Jubilee sin importar que el encuentro con sus temas fuera nuevo para todos los presentes, que los recibimos con un entusiasmo tan desmesurado como justificado, y por medio dejar muestra patente de su feeling cuando sonó la versión de Ottis Reeding Hard To Handle, con un solo de guitarra majestuoso de Dylan Fitch o Come Together que cerró el set list con la pérdida de control de los presentes.

Entre medias un armonicista de primera linea como Greg Hommert que nos dejó a todos boquiabiertos, una base rítmica llena de groove con Ben Azzi a los parches y el creativo David Supica al bajo y una colección de canciones que ya son clásicos para sus seguidores y que al lado de temas como A Bird Called Angola, Pray On, Steppin´ o Momma (que me puso el vello de punta) compusieron la noche perfecta.

Están de gira europea pero regresan a España en unas semanas a continuar un tour que pasará por bastantes ciudades y que deberías chequear en su web para elegir los lugares (con uno seguro que no tendrás suficiente) en los que volver a encontrártelos. Nosotros sin duda repetiremos.