
Diez años después de su primera edición, a muchos les gustaría poder decir sin faltar a la verdad -mintiendo ya lo hacen- que jamás vieron Operación Triunfo, célebre reality casi tan entretenido como casposas eran en su gran mayoría las canciones que interpretaban los concursantes. ¿No habría sido genial que a Nuria Fergó le hubieran encomendado gala tras gala versionear a David Bowie y no a Rosana? Con ese pensamiento en mente, y al hilo del anterior disco de los Scissor Sisters, deseamos hace un par de años que en el citado programa a alguien le tocara salir a cantar el single ‘Fire With Fire‘. Dicho y hecho: nuestra plegaria fue en parte atendida y en el adictivo OT 2011 pudimos ver -además de a la presentadora llevando una camiseta de los Ramones– una versión de Scissor Sisters -aunque no la que habíamos pedido, sino ‘I Don’t Feel Like Dancin’‘-. En verdad puede que fuéramos los únicos en disfrutar de tan improbable momento, pues a las pocas semanas el programa fue retirado de la parrilla por falta de audiencia.
Claro que el aspirar a que los de Jake Shears sonaran en prime time no era un capricho. Lo que realmente queríamos era que su álbum ‘Night Work’, carne de radiofórmula y discoteca, arrasara como se merecía y no se convirtiera en el mayor fracaso del grupo en cuanto a ventas, como finalmente sucedió. Y eso ya es más preocupante. Una cosa es que gafemos OT y otra bien distinta es que gafemos a los pobres Scissor Sisters, que desde entonces no levantan cabeza, comercialmente hablando. No será porque no lo intentan: sólo hay que ver la que han liado para la divertida ‘Let’s Have a Kiki’, que ya cuenta hasta con web propia.
httpvh://www.youtube.com/watch?v=eGCD4xb-Tr8
‘Magic Hour’, que así es como se llama su nuevo álbum, tiene, como su predecesor, un buen puñado de canciones a destacar. A la ya citada ‘Let’s Have a Kiki’ hay que sumarle el atrevido buzz single ‘Shady Love‘, para el que han contado con la ahora de moda Azealia Banks -ni por ésas han logrado la menor repercusión-, el verdadero single ‘Only The Horses‘ -el ‘Fire With Fire’ de este disco- y la continuista ‘Baby Come Home‘. Ya nos gustaría que todo lo que se publica hoy en día contara con cuatro canciones tan buenas.
Tan buenas y tan distintas entre sí. Y es que es bien cierto que en ‘Magic Hour’ reina la anarquía: poco tiene que ver el latinazo ‘San Luis Obispo’ con el dance de ‘Self Control’ o la tan 70s ‘Inevitable’ con el ¿reggaeton? de ‘Best In Me’. Si, además, tenemos en cuenta que el tramo final del álbum se empieza a hacer algo pesado por culpa de baladones como ‘The Secret Life of Letters’, nos encontramos con la sorpresa de que el disco tiene la misma coherencia interna y la misma contención en el minutaje que -¡oh, no!- los que solían sacar los triunfitos al abandonar la Academia. Es decir, ninguna. Y que nadie se dé por maldecido, por favor. 7,3/10.