Tras dos cancelaciones por fin hemos disfrutado de esta pareja en Valladolid. Primero fue el cierre del Café España y más tarde la cancelación por parte de Luis Ramiro, pero, esta vez sí, los dos cantautores madrileños protagonizaron un gran concierto en la ciudad. Hay que agradecer esta oportunidad a Cuadrilátero Cultural, que no ha podido comenzar su andadura con más acierto.
El día comenzó a la hora del café. Se nos convocó en La Tertulia para un pequeño adelanto íntimo. Allí, en una terraza en el Pasaje Gutiérrez, fueron pasando tras la guitarra para darnos un pequeño aperitivo de lo que sería el concierto. A Luis Ramiro y Marwan se les unió Andrés Suárez, un prometedor cantautor gallego (producido por Tontxu), José Carreño (en gran medida artífice de todo esto, ¡gracias!) y el local Juancar Martín.
La ocasión estaba programada para las 21:30, y el patio de butacas presentaba una buena entrada. Aunque el tamaño de la sala puede dar otra impresión, allí nos juntamos más de doscientas personas. Con un pequeño retraso (debido en parte a la entrevista que nos concedieron y que probablemente ya hayas visto) Marwan salió ante el público. La primera sorpresa fue el (espectacular) sonido de la sala. En lugar de conectar la guitarra la instalación se redujo a varios micrófonos distribuidos por el escenario, lo que se tradujo en un sonido acústico cálido y nítido, perfecto para la ocasión. Tras la entrada, con Cómo Decirte, Marwan nos contó cómo había tenido que cancelar varios conciertos por un accidente cuando recientemente le robaron la guitarra (que pudo recuperar, aunque no dio más detalles de cómo). La noche comenzaba bien, con un público más que proclive a disfrutarla y un Marwan divertido y sin acusar esas costillas maltrechas. Tras unas canciones más, incluyendo la televisiva Palabra por Palabra y Carita de Tonto (para gozo del respetable), dio paso a su amigo del alma.
Luis Ramiro comenzó revindicativo y agradecido. Agradecido a los asistentes y a Cuadrilátero, por apoyarles a pesar de los nulos medios con los que cuentan. En este país los cantautores están vetados en las radiofórmulas, y no son suficientemente alternativos como para disfrutar de otros medios, así que uno de los únicos recursos que les queda es el boca a boca. Tras esto, uno de sus clásicos, La Sirena, seguido del primer single del anterior álbum K.O. Boy (que tengo que admitir que me resulta un par de escalones por debajo de todo lo demás que tiene), y un fantástico Te Quiero y Te Odio, de poner los pelos de punta.
El resto de la noche se fueron alternando, introduciendo sus habituales y largas charlas entre canciones, en las que nos cuentan cómo entran y salen de relaciones, cómo se conocieron… El público les dedicaba piropos y proposiciones que ellos correspondían con nuevas bromas y confesiones. El concierto empezó poco antes de las 10, y no salimos de la sala hasta la 1:30. Durante tres horazas que se pasaron volando (incluyendo un obligado descanso entre medias) mostraron buena parte de su inagotable repertorio, ya sea solos o acompañados. Marwan incluso dejó caer que a veces han considerado hacer algún disco conjunto, porque ya han compuesto alguna canción en común y la complicidad entre ellos es tan obvia (¡y hermosa y efectiva!) que no pueden desaprovecharla. De Marwan no faltaron Ángeles, Canción de Autoayuda o Adolescente, y de Luis Ramiro, Perfecta, Puta (¡cuántos años sin escucharla!) o Dos coplas. Juntos o individualmente, una delicia. Nos hicieron olvidar la ausencia de banda y de medios. Ellos y una guitarra es lo único que se necesita para emocionar, para traer algo de felicidad.
Poco antes del final se sentaron en la tarima, dejando los micros a la espalda, para dedicarnos sin más intermediarios joyas como La Conocí el Próximo Verano o La Dictadura de la Primavera. Y para acabar invitaron al público a acompañarles en el cierre (¿te has etiquetado ya en la foto en Facebook como asistente al concierto de Luis Ramiro y Marwan?).
Una noche tan larga como intensa con, por fin, dos de los mejores cantautores del país. ¡Gracias, Luis! ¡Gracias, Marwan! ¡Gracias, Cuadrilátero! ¡Que sean muchos más!