El segundo día de diciembre no parecía el más idóneo para disfrutar del directo de dos grupos tan poco invernales; si acaso lo podíamos tomar como un rito melancólico que añorara los últimos ramalazos de un verano que ya queda, a nuestro pesar, bastante lejos. Pero lo cierto es que a 2011 le queda ya más bien poco y ya todos vamos dilucidando cuáles son los discos más notables que nos ha dejado el año. Y si ayer algo teníamos claro es que íbamos a presenciar el directo de dos grupos que, en estudio, ya habían presentado más que de sobra sus credenciales.
Abría la noche entonces Beat Connection, dúo formado por Jordan Koplowitz y Reed Juenger, blogueros y DJs antes que músicos. En El Sol vimos a dos chavales jovencitos, guapetes, modernos, hábiles a los platos…Y poco más. Su formato en clave chillwave, más apropiado para tomar un café viendo el atardecer en Ibiza que para una noche así, no consiguió caldear los ánimos de una sala que ya estaba llena para ver a posteriori a Real Estate. Poco que reprochar aún así a la pareja americana que ejecutó a la perfección un más que decente EP (Surf Noir, 2011) que, sin embargo, no termina de cuajar en ese ámbito y sólo levantó al público en la más lúdica ‘In The Water’ que cerró su tiempo.
Después de un más que breve impás, salía al escenario el plato fuerte de la noche. Nunca la palabra “antítesis” cobró tanto significado en este contexto. Si los primeros venían presentando un EP lleno de samplers, teclados y cajas de ritmos, los segundos, los neojerseítas Real Estate, se acercaban a Madrid para exponernos su propuesta de pop lo-fi con guitarras luminosas y cuidadas melodías. El día y la noche, vaya. El segundo disco, Days (2011), del quinteto híbrido entre varias bandas (Ducktails, Alex Bleeker And The Freaks, Titus Andronicus) va directo a nuestro top de discos de este año y sólo faltaba la confirmación del directo para rendirnos a sus pies.
Con Banana Boat Song (Day O) sonando en los altavoces, salían los protagonistas al escenario entre sonrisas, bailes y canturreos al ritmo de la canción en cuestión. Tras un comienzo dubitativo con algún problema de sonido y abriendo con ‘Beach Comber’, tema de su primer disco (Real Estate, 2009), los de Nueva Jersey atacaron pronto con sus mejores cartas, quizá por aquello de meterse al público en el bolsillo desde el principio: los singles ‘Easy’ y ‘Green Aisles’ y la instrumental ‘Kinder Blumen’ prepararon la jugada. Con el público ya caliente, Real Estate fulminaron su póker maestro con ‘It’s Real’, canción acelerada y de pegadizo estribillo con coros ascendentes (que todos cantamos) que terminó de rematar la jugada para acabar en una sonora ovación.
Llegábamos al ecuador del concierto con la duda de qué guardaban Real Estate en la manga, después de haber tocado ya las, posiblemente, canciones más famosas de su repertorio. Con un sonido pulcro y exquisito en los instrumentales -quizá algo bajas las voces, aunque sea común en los grupos lo-fi-, los americanos fueron tocando una a una las canciones de su último trabajo (‘Municipality’, ‘Out Of Tune’), con leves guiños a su debut (‘Pool Swimmers, Suburban Dogs’) y con tiempo incluso para una versión hasta llegar a ‘All The Same’, último corte del LP y también del concierto que finaliza con un instrumental de punteos veraniegos que va decelerándose hasta su fin.
Pidió más el público y Real Estate aún quisieron regalarnos dos cortes más donde tomó protagonismo Alex Bleeker, el grandullón y divertido bajista, al hacerse cargo del micro en ‘Wonder Years’, canción compuesta y escrita por él. Llegó a su fin entonces la casi hora y media de concierto que nos regalaron donde mostraron que son un grupo correcto, elegante y preciso que no se deja llevar (quizá sea el único pero) en exceso por la emoción pero que consigue ejecutar su repertorio de manera absorbente y atractiva para, ahora ya sí, poder afirmar con rotunda certeza que son uno de los mejores grupos del momento.
Escrito por: Marco Lobera Fatás
Fotografías: Dani Carretero (www.heinekenpro.com)