Última jornada de la edición de este año del Sonorama y, sin duda, la más abarrotada de público en los conciertos de bien entrada la noche superando los 30.000 asistentes.
Esta vez el hambre y el cansancio nos pudo y no nos acercamos por la mañana a la plaza para escuchar a los grupos que tocaban y directamente acudimos al concierto de Los Punsetes. Como ya vimos en Valladolid, estos chicos tienen un potente directo lleno de guitarreos y muros de guitarras acompañados por la inamovible Adriana que más bien pegaba para una hora algo más tardía. A plena luz y en el escenario “pequeño”, Antona y los suyos, sin esbozar una sonrisa siquiera (molan!) , repasaron su genial LP2 con algún hitazo de su primer disco como ‘Maricas’. Como no podía ser de otro modo, la gente eloqueció con ese nuevo himno indie que es ‘Tus Amigos’ y su pegadizo estribillo. Estuvieron geniales y esperamos vuelvan el próximo año.
Los Layabouts fueron una de las grandes sorpresas del Sonorama 2010. Con un sonido rockanrolero de los de antaño y reivindicación de mayor presencia de este estilo en los festivales modernillos por parte de su líder nos hicieron saltar y botar a los pocos que estuvimos en su directo. Su sonido nos recuerda por momentos a the Cure con oscuras composiciones y otras al sonido garage de los 70s. Sin duda una banda muy a tener en cuenta que esperamos pasen por Valladolid en su próxima gira.
Ya totalmente de noche le llegó el turno a uno de los supuestos cabezas de cartel de esta edición, el ex-suede (al que no se le podía preguntar nada relacionado con este grupo en la rueda de prensa) Brett Anderson que presentó su nuevo trabajo, Wilderness de manera muy agradecida y cercana al público. Sin desmerecer la correctísima producción de sus temas, la música del sueco parece relegada al sofá y unos buenos auriculares, esperamos su próxima reunión con los Suede para recuperar ese sonido que nos hizo seguir creyendo en los 90.
En ese mismo momentos, una de nuestras bandas nacionales favoritas del año, Hola a todo el mundo, abarrotaba la carpa Future Stars como no podía ser de otro modo. Mientras los cientos de fans coreaban el ya mítico “Escenario principal”, los madrileños subieron al humeante escenario para presentar ese discazo que tan buenas críticas ha recibido tanto en estudio como en directo. Tras verlos un par de veces, hemos de decir que fue uno de los mejores y más animados conciertos en los que les hemos visto y sonaron menos light que en anteriores ocasiones. Choose Your Own Adventure’, A Movement Between These Two’, ‘HATEM Prayer Team’ e incluso nos regalaron un tema nuevo que suponemos aparecerá en su nuevo disco muy rockerillo. Se les notaba emocionados y agradecidos ante la calidísima acogida del público.
De nuevo en la carpa future stars se programó a una banda Vallisoletana, Dhera Dun que, esta vez acompañados del gran sitarista Balujo Srivastav, ofrecieron un gran concierto lleno de pop y psicodelia en un ambiente familiar en el que estábamos todos los conocidos Vallisoletanos. Interpretaron temas de su primer y único trabajo, ‘Jardín’, que esperamos vuelva a sonar por las salas porque realmente hay ganas de verlos durante algo más de treinta minutos.
Con algo de retraso y con una expectación asombrosa Sidonie. El directo de Marc y compañía fue como ir a una fiesta erasmus: dudas antes de ir porque conoces de antemano lo que te vas a encontrar pero no te la perderías por si de la emoción te cae alguno/a en brazos. El buenrollismo de los Sidonie no sólo es contagioso, sino que desdice a los que piensan que el pop-rock que proponen no puede gustar a un espectro mayor de edades sin dejar de ser independiente. Los vimos en el Twoday festival y en el Valladolindie y nos siguen fa-fa-fa-fa-fascinando.
La enorme marea humana de fans de Sidonie y de todos los recobecos del festival se asentó frente al escenario principal para asistir al abarrotadísimo y agobiante de aguantar concierto de los granadinos Lori Meyeres. La expectación ante cómo sonaría el polémico nuevo disco ‘Cuando El Destino Nos Alcance’ se palpaba en el ambiente, ya que ha recibido tantos palos que teníamos que escucharlo en directo para constatar que sí, que nos gustan más sus primeros discos, pero no por ello despreciamos el cambio que han dado. Bailamos y botamos (lo que se pudo porque la cantidad de asistentes a este concierto fue la máxima) con ‘Ahá han vuelto’, ‘Alta fidelidad’, ‘Tokyo ya no nos quiere’ y, como no, ese singleazo que de primeras produce rechazo pero que una vez se escucha varias veces no puedes dejar de cantar, ‘Mi Realidad’. Una pena que sólo tuviesen 50min para tocar porque faltaron, entre otras, ‘Luces de Neón’.
Lamentablemente, con the Ettes aprovechamos para la obligada para para cenar y cargar pilas para ver a los verdaderos cabezas de cartel, The Raveonettes, sin duda una de las más gratas sorpresas del festival. Su sonido en sala apuntaba más ruidista que potente, demostraron una fuerza en bajo y percusión que no desmerecían voz y guitarra. Casi en penumbras y haciéndoselas pasar canutas a los fotógrafos del foso (damos fé) los suecos tocaron ‘Gone Forever, Heart of Stone, ‘Last Dance’ y Love In A Trashcan entre otras, aunque echamos de menos la obligada ‘Hallucinations’.
Enorme sorpresa nos llevamos cuando vimos que los míticos Coronas cerrarían el escenario pequeño. Les hemos visto varias veces y nos nos cansamos de darlo todo son su instrosurf tarantiniano y de las historietas del carismático Fernando Pardo entre tema y tema aunque hay que reconocer que no fue el grupo ideal para actuar penúltimos en un festival tras los Raveonettes y antes de Delorean.
Y, tras un considerable retraso que descargó las pocas pilas que nos quedaron a los pocos que aún aguantamos de pie, Delorean subieron al escenario principal para clausurar esta edición del Sonorama. De Subiza ya se ha dicho casi todo lo bueno. El pero viene en directo por la pérdida de los muchos matices y capas con los que trabajan. Los zarautzanos cerraron el Sonorama 2010 con una fiesta demasiado housera que acabó como suele acabar lo bueno, repentinamente y supuestamente por problemas técnicos y con la nostalgia del imposible retorno. Aún así, regresarán el año que viene.
qué grande el sonorama de este año! lo mejor, aparte de standstill, los ravonetes y los planetillas, dormir en cama! 🙂 el año que viene caerá de nuevo…