20 abril 2024

100_0358_2Realmente, el sello del ciclo “Band to watch” parece ser, más que una pista sobre las posibilidades de muchas de las bandas, la certeza de que algunos proyectos están llamados a deslumbrar a quienes se atrevan a recibirlos con los oídos bien abiertos.

Los neoyorquinos Bear in Heaven llegaron a Madrid en una tarde de bochorno en la que el cielo no sabía muy bien a qué jugar. A la hora prevista para comenzar, la banda estaba aún cenando en un local cercano a Moby Dick, ajenos a cualquier retraso.

La sala fue acogiendo público lentamente hasta completar el aforo de un modo bastante irregular, sin que realmente pudiéramos decir cuántos de ellos acudieron especialmente al evento, y cuántos acudieron, como cada viernes, a escuchar nuevas propuestas musicales.

La banda liderada por Jon Philpot saltó a escena una hora más tarde de la apertura de puertas, con un público impaciente y expectante. Para los que teníamos leves referencias de la banda y sólo a través de sus grabaciones, aquello fue una gratísima sorpresa.

Cincuenta minutos de show directo, intenso y repleto de  melodías envolventes e hiptonizantes que producían los sintetizadores  y las voces “ultramoduladas” del propio Philpot, las guitarras y bajos de Adam Wills y los increíbles arreglos de percusión del gran Joe Stickney.

Los de Brooklyn se dedicaron principalmente a presentar su último trabajo “Beast Rest Forth Mouth”, aunque dejaron salir alguna que otra composición anterior. Todo ritmos atractivos, interesantemente oscuros en ocasiones, y que provocaban que toda la sala moviera los pies al son de los beats que lanzaban.

Cuando concluyeron, no tuve más remedio que acercarme Philpot y preguntarle por qué había sido tan corto el show. Excusándose, mientras atusaba su gran bigote y recogía sus instrumentos, me contó que el cuarto miembro de la banda, Sadek Bazaraa (sintetizadores y bajo), no había podido salir de gira con ellos a última hora, por lo que no disponían de todos los temas adaptados a la nueva formación de trío, y debían ir trabajando las canciones durante la gira para ir añadiéndolas al repertorio, algo complicado tocando prácticamente todos los días.

En resumen, esta banda que mezcla pop y rock progresivo con sintetizadores, programaciones y efectos vocales de otra galaxia, parecen haber llegado a través de un agujero negro, para mostrarnos cómo será la música del siglo XXII.

Realmente una gran banda a la que seguir muy de cerca.