
Fotos de Jorge T. Gómez (¡Gracias!)
Anoche Bonny Doon y Lost Tapes llenaron Clamores de sonidos envolventes. Entre la atmósfera etérea del dúo español y la suavidad del folk de los americanos, fue una noche perfecta organizada por Primavera Sound, para escapar del lunes bajonero y disfrutar de música íntima y melódica.
Suavidad + intimidad = Bonny Doon. Podrías sentirte bajo una hamaca en verano o con una rebeca de cachemira junto al fuego, con algunas de las canciones que la banda interpretó ayer en la Sala Clamores de Madrid. Con nuestro hype bajonero de lunes 16 de septiembre, estaban ansiosos por hacernos saber que su espectáculo no es un lugar para la introspección sensiblera. Aunque de eso hubo, y bastante.
Recientemente habíamos perdido la pista de Lost Tapes, el dúo formado por Pau Roca (ex La Habitación Roja) y RJ Sinclair (Tokyo Sex Destruction), pero volvieron para abrir el show. La camiseta de Sinclair de My Bloody Valentine no era casualidad; de su afinidad por esa banda y otras muchas más, surgieron las notas que moldean hoy sus canciones y que anoche nos sacaron de nuestro estado catatónico. Son grandes músicos: sus canciones tienen calidad y profundidad. Mientras uno es más espontáneo con las letras, el otro compensa con el sonido épico de cajas, samples y guitarras, creando algo etéreo, atmosférico y melódico que nos dejó con ganas de más. En un momento, bromeando, comentaron que sus discos estaban en el puesto de merchandising a un precio más bajo que los de Bonny Doon, un guiño cómico que compartimos con los americanos, quienes educadamente disfrutaban del concierto de sus teloneros a nuestro lado.
Tras un interludio de 20 minutos, aparecieron en escena Bonny Doon. Los de Michigan eran espontáneamente divertidos, interactuando con sus guitarras hasta parecer rockeros, sin siquiera proponérselo. Lo que más nos sorprendió de esta actuación fue cómo consiguen alejarse del folk artesanal, expandiendo hábilmente su paleta y acercándose a bandas como Teenage Fanclub, Kings of Convenience o Yo La Tengo, todas bandas maestras.
Actualmente, Bonny Doon está compuesto por los miembros principales Bill Lennox (voz y guitarra) y Bobby Colombo (guitarra y voz), y los acompaña Jake Kmiecik (batería). Venían con un cuarto compañero al bajo, Colson Miller. Están de gira por Europa en apoyo a su nuevo álbum Let There Be Music, con canciones que reflejan, en cierta medida, el valor de la amistad y la forma de crear arte con gente querida, mientras presentaban también temas nuevos como su sencillo «Clock Keeps Ticking» o algunas pequeñas joyas de sus anteriores discos. Hoy el concierto es en LA BAUT, de Barcelona.
Durante su puesta en escena, nos deleitamos con una variedad de tempos. Por momentos, la banda optó por acordes más lentos en canciones como «Roxanne», mientras que en otros, como en «San Francisco», alternaban un ambiente psicodélico y lleno de energía, realzado por el uso de maracas.
A pesar de su atmósfera relajada, en el concierto de Bonny Doon se apreciaron constantemente matices sutiles. Abrieron el espectáculo con la calidez irremediablemente romántica de «I See You», una canción de su maravillosamente subestimado álbum debut de 2017, Bonny Doon. Destacaron también los delicados toques eléctricos en «Naturally», que espolvorean polvos mágicos de color, resaltando esa sensación de tranquilidad soleada que define el corazón de sus canciones, de forma similar a cómo la guitarra se fundía con «Said A Lotta Things», que es pegadiza como el demonio. Su «If you leave, darlin’ / I won’t ask you why / You’re lost, I can see it in your eyes» del tema «Blood in the Bathtub», un tema que pone de manifiesto esa perspectiva más profunda y amplia con la que avanzan.
Los Bonny Doon son perfeccionistas, y lo demostraron en su presentación de 50 minutos con dos bises. Sí, estáis oyendo bien, ¡con dos bises! Bonny Doon solo quería lo mejor para su público, y reconocieron que era la primera vez que lo hacían. Su inclinación hacia la positividad podría fácilmente parecer exagerada (o incluso empalagosa), pero Bonny Doon lo evita gracias a su sencillez y humildad, y a nosotros nos conquistaron. Además, los dos guitarristas alternaban sus voces entre temas: «One for him and one for me kind of thing» puntualizaban en escena.
Tenemos que subrayar que nos encanta Clamores, desde su flujo perfecto hasta sus pequeños sofás para sentarse, su maravillosa calidad de sonido y su escenario, aunque pequeño, bellamente iluminado. Pero tienen un grave problema con el aire, ya que brilla por su ausencia y el lugar se convierte en un tórrido espacio. Apenas cinco días antes habíamos estado disfrutando de Stone Foundation, y el ambiente se vuelve cargante e incómodo.
Por otro lado, sobre la banda, si no los has escuchado, te recomiendo que hagas una pausa y presiones play en Bonny Doon. No te arrepentirás. Cada una de las creaciones que interpretaban llevaba consigo un arcoíris de colores emocionales, con riffs y estribillos vibrantes.