23 abril 2024

¿Remedio o exaltación de la nostalgia? El pasado jueves día 9 de septiembre, en la plaza Mayor de Valladolid, tras 15 años de espera, Celtas Cortos volvieron para deleitarnos más vivos que nunca. Quince años, que se dice pronto, “un cuarto de hora largo” como dijo Cifuentes, aunque a más de uno de sus más fervientes fans que no faltaron a la cita, le parecieron siglos. La Plaza Mayor de Valladolid totalmente abarrotada fue muestra de cómo, a pesar de ello, en Pucela no nos habíamos cansado de esperarles. Y ellos respondieron, vaya si lo hicieron.

El grupo de Valladolid compuesto por Jesús H. Cifuentes, Alberto García, Goyo Yeves, Óscar García y los menos veteranos pero también impecables Antón Dávila, José Sendino, Jorge Arribas y Diego Martín, congregó a un público de lo más diverso, desde los más mayores que acudieron a la cita fieles a su espíritu, hasta los más jóvenes impulsados a sentir una de las fuerzas que más une a esta ciudad. Pero todos, absolutamente todos, con el mismo brillo en los ojos, el brillo de la emoción de sentirse pucelano, el brillo de la satisfacción y del orgullo colectivo. Y ese fue el gran éxito, la atmósfera que se respiraba en la Plaza Mayor durante las dos horas largas que duró el concierto.

Además, por el escenario fueron desfilando todo un elenco de invitados que acompañaron al grupo en sus canciones. Increíbles estuvieron la banda municipal de Coca tocando la famosa canción que revolucionó al público El emigrante, los gaiteros de Divertimento Folk y Triquel nos acompañaron tocando El mejor y con la Batukada Armando Ruido cantamos y saltamos en Cuéntame un cuento. Una gran sorpresa fue para todos cuando para entonar la canción de Amor al vino, los Celtas invitaron al escenario no solo a importantes bodegueros de las denominaciones de origen de Ribera de Duero, Rueda y Cigales sino también a nuestra concejala de cultura Mercedes Cantalapiedra, pero ella muy animosa cantó con el resto la canción al micro, entre los gritos de la gente.

No podía faltar y no faltó un recuerdo a nuestro querido Delibes a quien la banda dedicó el concierto. Unión a la tierra, en definitiva eso es lo que vimos, y dio gusto. Pocas veces tenemos la oportunidad de sentir el espíritu de arraigo colectivo, y salió, y todo el mundo se sintió orgulloso. Una muestra más de ello fue cuando Cifu invitó al escenario a componentes de distintos grupos noveles vallisoletanos para que recomponieran la banda y, junto a su guitarra y su voz, juntos nos ofreciesen una brillante interpretación de la canción Retales de una vida, maravillosos retales compusieron la que, como ellos mismos dijeron, podría ser perfectamente su banda de sustitución.

Sin embargo, quizá podemos dar un punto negativo a los encargados de la realización que nos mostraban las imágenes de las pantallas. En ellas desde atrás casi sólo se pudo ver a Jesús Cifuentes, que pese a su genio, no es el único integrante de la banda.

El concierto se cerró más o menos dos horas después de su comienzo con No nos podrán parar, y todos sentimos lo que realmente significaba eso, después de tanto tiempo está claro que a estos chicos no les para nadie, ni a su público siguiéndoles allá donde vayan.

fotografía cedida por fenderboyz