La verdad es que no podemos quejarnos, en apenas unas semanas han pasado por las salas de concierto de nuestro país dos de las bandas más interesantes de southern rock, Hogjaw el mes pasado y en estos días Zach Williams and The Reformation, ambas, con el permiso de Blackberry Smoke, las máximas exponentes de un género que vive un nuevo reverdecer estilístico y las dos con formas muy diferentes de mostrar su propuesta, desde el lado más duro los de Arizona, todo músculo y energía, mientras que el cantante de Arkansas se aferra a los grupos más clásicos, Allman Brothers y Lynyrd Skynyrd salvo algún ramalazo Molly Hatchet, para una propuesta donde la tensión musical se contrae y contiene, asomándose a una eclosión que al menos en lo visto en León no llegó a estallar.
Y es que precedido de las crónicas con epítetos que llegaban a mencionar el salvajismo de los de Zach, en Leon, y probablemente por tratarse de un teatro (el Albeitar) donde la audiencia, hubo muy buena entrada, permaneció sentada y fundamentalmente en respetuoso silencio quizás no se alcanzó ese clímax de comunión, y aunque la banda estuvo pulcra y voluntariosa consiguiendo dejar un gran sabor de boca en los presentes en ningún momento dejó entrever la peligrosidad que se les supone.
Y eso que Zach Williams puso toda la carne en el asador consciente de que todo gira en torno a él y su talento, con unos movimientos y estética que recordaban al primer Chris Robinson y una garganta por la que salían sonoridades propias de los Van Zandt. No es solo cuestión de una voz capaz de transmitir calidez y profundidad, que la tiene y lo demostró desde que las primeras notas de la inicial Manson Jar salieron de su armónica, sino que magnetiza con su figura las miradas y minimiza la acción de unos músicos sobrios pero que no llegaron a impresionar, y en un estilo en el que hay que fundir lo pasional con lo técnico esta fue quizás su peor baza.
Interpretaron casi al completo su fantástico nuevo trabajo A Southern Offering, desde la más visceral Gravy Train con su ritmo vivo y el slide bailando sobre el mastil de la guitarra hasta la más sentida y blues Moving On, sin duda mi tema favorito de su discografía con ese aire a Free, e incluso se dejaron llevar en una jam cuando terminaban Without You, otra de las piezas básicas de su carrera por la intensidad soul que transmite al igual que una grandísima Stronger donde dejan fluir ese sonido negro que les define.
Y es que estamos hablando de una banda que aunque haya quien la quiera colgar la etiqueta de nuevo clásico tan solo tiene dos trabajos y apenas cuatro años de existencia lo que denota que aún tienen que acabar de pulir su trabajo en escena, donde quizás un teclado les podría ayudar a redondear su sonido. De todas maneras que nada de lo escrito aquí pueda dar lugar a que alguien piense que fue un concierto flojo o carente de calidad, fue un bolo por todo lo alto en el que, a mi entender, faltó la cercanía de una sala y el calor que esta desprende para que la maquinaria se encendiera. Claro que si en el lado contrario de la balanza ponemos que la colaboración de la Universidad de León propició que las entradas estuvieran entre los 3 y los 6 euros, con un sonido estupendo y un juego de luces más que solvente, quizás mejor deberíamos envidiar que desde lo institucional en la mayoría de ciudades no haya este tipo de propuestas musicales o se circunscriban a estilos alejados del rock. Yo voy a esperar una próxima visita para volverlos a rendir pleitesía.
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