No quiero empezar esta crónica sin apostillar la actitud del público asistente al concierto de Neuman el pasado viernes en la Sala Porta Caeli de Valladolid. Durante la actuación del grupo invitado; My Friendly Ghost el murmullo de voces (y digo murmullo por no decir griterío) impedía escuchar canciones tan hermosas como “La Isla”. Yo entiendo que haya gente que vaya a ver al grupo principal y no les interese escuchar lo que otros artistas tienen preparado, si es así, mi consejo es que se queden fuera de la sala hablando. Pero el ruido de los asistentes no disminuyó durante el concierto de Neuman. Y es aquí donde yo me pregunto ¿para que van a un concierto si lo que les interesa es estar hablando? Señores y señoras, inviertan el dinero de la entrada en unas cañas y déjenos a quien realmente queremos escuchar el concierto disfrutar del mismo.
Como os podéis imaginar, cuando el público se muestra tan irrespetuoso, es casi imposible que un grupo pueda tocar a gusto. Los integrantes de Neuman se mostraban disgustados y no es para menos. Quizás esa fue una de las razones por las que su actuación no resultó tal y como yo esperaba.
He escuchado sus canciones repetidamente y he llegado a la conclusión de que son uno de los mejores grupos del panorama nacional actual. De esto no me cabe ninguna duda. Sin embargo, el pasado viernes no lo demostraron, para mi desilusión.
El concierto empezó con un evidente retraso. Estuvimos esperando a que Paco Román afinase las guitarras que había llevado (y doy fe de que eran unas 10), a lo que se sumó un pequeño problema de sonido que alargó la espera. Durante la primera parte del concierto, como he dicho, el sonido del público era estentóreo haciendo que canciones como “Turn it” pasasen desapercibidas. Solo reinó por fin la calma cuando todos los músicos abandonaron el escenario para ceder el protagonismo a Paco y su guitarra acústica, con la que interpreto “If”. A partir de este punto, el alboroto del público decreció, pero los murcianos no consiguieron llevarnos a su terreno.
Canciones como “Bye fear/Hi love” o “Hell” ejercieron la fuerza suficiente para que los asistentes se rindieses a ellas, las bailasen, las coreasen. Creo que Neuman podría a ver aprovechado este momento, para hacer que el concierto fluyese como ellos deseaban, pero las paradas entre canción y canción contribuyeron a la relajación de la audiencia, que volvía a dar rienda suelta a sus lenguas parlanchinas.
Por otro lado, la sonoridad de la sala no encaja con las canciones de Neuman (el volumen, especialmente de la batería, es demasiado elevado).
El desenlace del concierto me resultó una argamasa de ruido innecesario y no el apogeo final que esperaba para el recital de un grupo que no sonó como lo hacen en su soberbio último trabajo “If”. Pero no desisto, les daré una segunda oportunidad en otra sala o festival con un publico (espero) más considerado.
Una pena como la actitud del público destroza la mayoría de los conciertos. Vas con ganas de disfrutar y sales cabreado como un mono. Estamos llegando a unos límites insoportables. Y no creo que esté exagerando en absoluto.