25 abril 2024

El concierto de Luz Casal en Burgos, dentro de su gira de La Pasión fue, como lo esta resultando toda su gira, un éxito de público rotundo ya que las entradas llevaban semanas agotadas, aunque como en todo este tipo de eventos se vieran butacas vacías en las primeras filas procedentes de invitaciones que bien habrían hecho en sacarlas a la venta a auténticos seguidores.

Un recinto sobresaliente en cuanto a luces y con buena acústica, aunque durante un tramo del concierto los técnicos tuvieron que lidiar con el eco de la sala, y un show estructurado en tres partes bien diferenciadas en las que la vocalista asturiana (aunque de adopción gallega) se sintió como pez en el agua.

Me resulta curioso como después de muchos años maltratando mis cervicales en conciertos rockeros me encontraba en el plazo de 10 días disfrutando de tres voces femeninas privilegiadas, cada una con sus propios matices, y muy diferentes entre ellas. Dee Dee Bridgewater que dio una exhibición en Valladolid de su técnica y calidez, Bettye Lavette en Madrid que no quedó a la zaga con su tono rasposo y agrio, lleno de tristeza y de soul y a continuación la modulada voz de Luz Casal y su facilidad para pasar del desgarro al susurro contenido.

Luz Casal está viviendo una segunda juventud y no se cuanto de ello tendrá culpa sus conocidos problemas de salud, a cuya lucha dedicó una sentida versión del Gracias A La Vida de Violeta Parra que la llevó hasta las lágrimas en su interpretación, y cuanto una madurez personal que la ha conducido a arriesgar (de manera relativa ya que tenía la experiencia de la Almodovariana Piensa en Mi) y editar un disco completo de boleros donde su voz encaja como un guante.

Sin embargo y a diferencia del recital que dio en el Teatro Calderón de Valladolid el año anterior, a Luz se la vio en esta ocasión más a gusto en una segunda parte del show en la que se centró en su vertiente más rockera y díscola, precisamente aquella cuya banda no supo “domar”.

Pero vayamos por partes. Puntualidad en la salida de la diva al escenario y una banda muy numerosa (un auténtico regimiento con cuarteto de cuerda, tres vientos, dos guitarras, batería, percusión, bajo y teclados) que desgranaron un repertorio que inicialmente se centró en las versiones de su nuevo trabajo y que posteriormente enlazó con varios de los clásicos más tranquilos de su carrera, para de manera paulatina ir prescindiendo de las cuerdas y vientos (a partir del sexto tema) y acercarse al pop con las muy ovacionadas Entre Mis Recuedos, No Me Importa Nada (con atronadora respuesta del respetable) y Un Nuevo Día Brillará, donde la banda calló para que la audiencia coreara el estribillo.

Durante toda esta fase la banda estuvo impresionante, su pulcritud académica y su maestría en los instrumentos tejió un colchón de seda que permanecía en un segundo plano, Luz siempre estuvo en la mezcla final muy por encima del resto, acentuando la sensación de cantar sin posibilidad de error y sobre el que la vocalista con su voz en el filo justo de la ruptura jugaba a ralentizar los tempos y hacer brotar aspectos desconocidos en ella.

Con el pelo muy corto y elegantemente vestida de negro, salvo un vistoso abrigo de color celeste (una pena que a los fotógrafos tan solo nos dejaran tres minutos para hacer nuestro trabajo), abandonó su posición estática en el escenario y su economía de gestos cuando tras interpretar Besaré el Suelo se cambió de vestimenta (quitándose además el imaginario “corsé” de seriedad que las canciones requerían), y empezó una segunda parte rockera en la que se la vio contenta, vivaz, comunicativa y más “políticamente” salvaje y salió a relucir la vocalista enérgica que durante años ha facturado temas de la altura de Loca, Un Pedazo de Cielo, Dame Un Beso (en esta ocasión con arreglos mariachis fronterizos) o Plantado En Mi Cabeza (con unos adornos de trompetas muy buenos) en la que se permitió la licencia de obsequiarnos con poses rockeras que una audiencia demasiado encorsetada quizás no supo comprender y que dejó claro que probablemente el conservatorio no es el mejor lugar para parir a un músico de rock ya que el metrónomo humano que era su banda, casi toda ella con las partituras en sus caballetes, no dio la altura en este sector del show y no supieron tomar el pulso a las canciones, sonando muy vacíos, desubicados y hasta sosos, con la excepción de un impresionante Tino Di Geraldo en la batería, como si de una orquesta haciendo rock se trataran y muy alejados del riesgo y la “imprecisión” que la fuerza del rock impone a su ejecución, ya que tocaron con un pie puesto en el pedal del freno. No es que no tuvieran pegada es que ni tan siquiera se acercaban a arañar.

Sin embargo la experiencia de Luz Casal es suficiente para echarse sobre los hombros todo el concierto y aglutinar sobre su fuerza vocal todo el espectáculo y aunque volvió a la tranquilidad en el tramo final del concierto, justo cuando una primera interpretación de Piensa En Mi apareció en escena, (no creo que fuera necesario repetir una versión diferente como extra para acabar el recital con la discografía que lleva a cuestas) la descarga emocional de la parte rockera fue suficiente para dejar una sensación de gran concierto entre los presentes.

En resumen una gran voz y un buen espectáculo. Calculado, metódico y poco arriesgado pero que de manera clara no deja a nadie insatisfecho. Esperemos a ver por donde sale Luz con su nuevo disco y que camino toma para los directos. De todas maneras sigue siendo un auténtico lujo disfrutar de su voz.

LUZ CASAL REPERTORIO BURGOS

1.Mar Y Cielo
2.Alma Mia
3.Nieblas
4.Con Mil Desengaños
5.Historia de un Amor
6.Entre mis recuerdos
7.No me importa nada
8.Un nuevo día brillará
9. Es Por Ti
10.Besaré el suelo
11.A cada paso
12.Dame un beso
13.Plantado en mi cabeza
14.Rufino
15. Loca
16.Un pedazo de cielo
17.Piensa en mi (Con guitarras y bajo)
18.Gracias a la Vida (Violeta Parra)
19.Sombras
20.No, No Y No
21.Te deje marchar
22.Piensa en mi