El pasado jueves día 7 de julio se dio en la Sala Apolo una lección como se tiene que dar un buen concierto de rock, con directos potentes y destinados a que el público no pueda estarse quieto. La lección la dieron los dos grupos que tocaron esa noche: Peachy Joke y The Gaslight Anthem. Cada uno con su estilo y visión del género, pero ambos impecables en su forma de mostrarlo.
La primera banda de la noche, y a la que le correspondía el papel de teloneros, fue Peachy Joke, formación vasca afincada en Barcelona. No sé que es lo que tiene el norte de este país, pero parece que el rock se respiré por cada una de las calles de sus ciudades. Las bandas que dominan el género de forma impecable son numerosas, y Peachy Joke es una de ellas. Su rock es directo, destinado a la pista de baile, con toques a veces de blues con esa armónica y esos slides. Otras veces nos sorprenden cambiando el rumbo y mostrando unas guitarras de lo más psicodélicas. Pero el resultado siempre es el mismo, un rock frenético, de toques garajeros, destinado a hacer vibrar la pista de baile y a todo el mundo que la ocupa. A destacar sus interpretaciones en directo de temas como Black Haired Woman o la increíble You. Yo lo tengo claro, pones a la banda en una sala algo más pequeña, a horas más acordes para su estilo y ahí no para nadie de bailar. En definitiva, un grupo con un gran directo y un último álbum de estudio llamado Asian Tiger Mosquito redondo. Banda a tener en cuenta por todos los aficionados del género.
El rock continuó esa noche, pero con un sabor muy distinto. The Gaslight Anthem es una banda que está dando mucho de que hablar. No es para menos, su estilo es ese rock cien por cien americano, con sabor al norte del país de las barras y estrellas. Y precisamente son las barras y estrellas de la bandera de los Estados Unidos lo que no puedes dejar de imaginarte cuando escuchas sus canciones. Si a su rock norteamericano de libro le sumas un directo increíblemente potente, una banda bien compenetrada y un líder carismático tienes la fórmula del éxito asegurada. Fue con esa fórmula con la que se presentaron ante una sala ya completamente abarrotada y fue con esa fórmula con la que consiguieron hacerla vibrar. Durante hora y media, bises incluidos, no pararon de tocar los temas de su álbum American Slag, pero si hubo momentos de auténtica emoción entre el público fueron cuando tocaron los principales temas de su anterior disco The 59′ Sound, como el single de mismo nombre o el gran tema Great Expectations. La emoción se palpaba entre los miembros de la banda. No era para menos, ese fue su último concierto de una extensa gira de 18 meses, y lo dieron frente a una sala abarrotada de fans que no dejaron de acompañar a la banda en cada una de sus canciones. The Gaslight Anthem se entregó al público con emoción y con su rock potentísimo. El público, en respuesta, no dejó de vibrar. A mi me parece un trato justo.
Esa noche de julio, a parte de calurosa, fue una buena noche para los amantes del rock y de la música en directo. Una gran noche.