24 abril 2024

Sonorama

Un año más, un año menos. Los pasados días 15,16 y 17 de agosto tuvimos nuestra ya clásica cita con el Festival Sonorama Ribera, que este año ha celebrado su decimosexta edición batiendo todos los récords de asistencia (se habla de unas 10.000 personas por día). Y nosotros nos alegramos, y mucho. Festivales así, donde se facilita enormemente el trabajo de la prensa, donde hay calidad musical, donde el trato es tan cercano, donde además de música tenemos lechazo, Ribera y morcilla, y donde no se recuerda ningún incidente reseñable, merecen ser preservados y protegidos. Patrimonio de Castilla y León, y de España. Y de la Humanidad. ¡Qué coño!

Siendo rigurosos, el festival dio comienzo el miércoles 14, con una fiesta de disfraces y conciertos como el de Lorena Álvarez y su Banda Municipal, pero diversas obligaciones hicieron que llegáramos a Aranda de Duero el día 15 por la mañana. Tras las pertinentes acreditaciones, el primer concierto del que pudimos disfrutar en la ya mítica Plaza del Trigo fue el de Full, justo en su tramo final, y ya pudimos constatar que, a pesar de ser el primer día y del calor, el público estaba con ganas de fiesta.

Acto seguido salieron a escena Pasajero, grupo capitaneado por Dani Arias (ex- Nuevenoventaicinco, Zoo). A nivel musical, se ubican en las mismas coordenadas musicales que Zoo, con esa especie de rock alternativo con toques pop y un puñadito de arranques de fuerza semi-hardcore. Gran concierto de los madrileños, quienes hicieron botar a la plaza con temas como “Borro mi nombre” y, especialmente, con la final “Autoconversación”, para la que se unieron a la percusión Javier de Havalina y Jorge de Vetusta Morla.

Por la tarde, llegamos justo para ver los compases finales del directo de Jaime Urrutia, con un público que parecía un tanto descolocado ante su irónico clasicismo, si bien canciones como “Barbaridad” calentaron el ambiente.

Soy de los que considera a Omega una obra imprescindible dentro de la música nacional pero, sin embargo, el experimento montado por Soleá Morente y los Evangelistas me dejó más bien frío. La peculiar mezcla que ejecutan los granadinos funcionó en temas como “Yo, poeta decadente”, pero por muchos momentos me resultó un tanto deslavazada. Me reservo para verlos en otro contexto, ajeno a un festival, donde su música podrá ser mejor apreciada.

Soleá Morente

La explosión de Belle & Sebastian, en cuanto a popularidad se refiere, me pilló en una época en la cual yo abogaba por sonidos más duros y oscuros, por lo que no les presté demasiada atención en su momento (cosa de la que me arrepiento). La verdad es que es un delicia escuchar ese pop cristalino y pluscuamperfecto que ejecutan Murdoch y su amplia cohorte (12 personas sobre el escenario), aunque sigo echando de menos un poco más de tensión. Todo suena demasiado bonito. No obstante, el directo de Sonorama sirvió para demostrar que están en plena forma y que píldoras como “Another sunny day”, “I’m a cuckoo” o “The boy with the arab strap” suenan como los ángeles. Murdoch es un frontman de primera, con sus característicos movimientos, y demostró una gran conexión con el público, subiendo a bailar al escenario a varios fans.

Jacobo R- belle and sebastian 4

Una de las coincidencias que más nos hizo dudar fue la de Autumn Comets, quienes actuaban en la carpa Future Stars al mismo tiempo que Mucho. Nos decantamos por los madrileños, autores de ese disco con olor a culto como es Moriréis en Camboya, quienes mostraron sus armas a pesar del deficiente sonido (ojalá podamos verlos en un escenario de los grandes en futuras ediciones).

De Loquillo se puede decir que dio uno de los mejores conciertos del festival, así de sencillo, aunque sorprenda por su relativa desubicación en relación a los parámetros pop/indie dominantes. Con un carisma que ya quisieran para sí cualquier otra banda de las presentes en el cartel, el Loco y los suyos hicieron un concierto lleno de hits, con desparpajo y chulería, y en el que se hicieron acompañar de amigos como Ramón Rodríguez (The New Raemon) en “Barcelona ciudad”, los sevillanos Maga en “Pégate a mí”, Sr. Chinarro en “Rock and Roll Star”, o el ínclito Sabino Méndez, con quien “compartió drogas y destrozo de hoteles”, para las finales “El ritmo del garaje’ y ‘Cadillac solitario’. Y es que cuando se cuenta con canciones de la talla de las que Loquillo posee en el repertorio, unos músicos tan solventes y carácter a raudales, pocas veces las cosas pueden salir mal.

Loquillo

Triángulo de Amor Bizarro van a lo suyo. Han encontrado su propio camino dentro del indie patrio, un camino ciertamente diferente, y llevan su ruido blanco hasta sus máximas consecuencias. Por ello, su setlist fue directo y conciso, con gran presencia de su último disco, Victoria Mística. Un concierto sumamente guitarrero en el que las voces pasaron a un segundo plano en pos de la muralla de distorsión. Trallazos como “Robo tu tiempo” demuestran su poderío como banda de directo.

TAB

Por último, los catalanes Mendetz fueron los encargados de cerrar el escenario principal, todo un acierto a mi parecer, ya que su peculiar mezcla de pop-rock y electrónica funciona a la perfección en contextos festivos, en las últimas horas de la noche. Temas tan frescos como “Hap your clands”, o sus versiones de clásicos del dance noventero hicieron aguantar a muchos, a pesar del cansancio acumulado. A la finalización del concierto, optamos por retirarnos y coger fuerzas para el día siguiente, que se barruntaba largo e intenso (como así fue).

Fotografías: Jacobo Revenga (cedidas por la organización).