20 abril 2024

Este pasado fin de semana, como ya os adelantamos, se celebró la última cita festivalera del calendario en Miranda de Ebro.
Y como nos alegra que existan festivales en ciudades pequeñas donde todos los nuevos sinónimos de los festivales (masificación, conciertos cortos, precios abusivos, servicios insuficientes…) desaparecen, y se respira ese ambiente de las cosas que se organizan con cariño y no para llenarse el bolsillo.
La nota de prensa indica que cerca de 8.000 personas asistieron al festival, buena cifra con respecto al año pasado donde fueron mil personas menos, aunque en ningún momento pareció haber tanta gente; me explico: no estoy poniendo en duda que fue ese el numero de gente que acudió, pero en los conciertos se estaba realmente bien, sin empujones, ni calor extremo o gente pasando (y pisándote) continuamente, sino que te encontrabas con sitio de sobra para bailar y moverte o ver el concierto tranquilamente, incluso hasta de colocarte muy cerca del escenario para ver, por ejemplo, a los suecos de Mando Diao, el concierto más abarrotado -y celebrado- del festival.

Half Foot Outside se encargaron de abrir el festival en su sede principal (el jueves hubo una fiesta bienvenida en la Sala Maquiavel con el rock sucio de Dirty Birdies, Haddock’s Orphans y el funk bailable The Sweet Vandals); el pabellón multifuncional de Bayas hizo de gran sala de conciertos con un amplio escenario en el fondo (de forma que no te pierdes nada y el stress que evitas al no ir corriendo de aqui para allá) y buen sonido en todos los conciertos. Half Foot Outside pagaron su colocación y el escaso publico que se acercó pudo disfrutar de una amplia presentación del ‘Heavenly’, su nuevo disco que sale el próximo 6 de octubre, interpretando los singles ‘The floating spaceboy’ o ‘The skin heavy bones’.

La estrella del día eran los Teenage Fanclub, esos escoceses de las guitarras cruzadas y armonías vocales que hacen las delicias de los amantes del power pop.

Cabezas de cartel, repasaron su discografía con temas de los tres autores (que se reparten la composición) mostrando sus distintas afinidades entre punteos pop de guitarra y temas donde saben crear una especie de malla melódica, muestran su habilidad para compenetrar sus voces y crean una magia especial con los coros.

Pasando por el mítico ‘Bandwagonesque’ del 1991, del que sonaron la beatleliana ‘The Concept’, ‘What you do to me’ o la más guitarrera y memorable ‘Star sign’, no se olvidaron del ‘Thirteen’ (‘Radio’), y así hasta el más actual ‘Man-Made’ (ya del 2005, aunque han comenzado a preparar su noveno álbum del que no se pudo oír un adelanto) con temazos como ‘It’s all in my mind’ que sonaron frescos y muy, muy nítidos.
Eran cabezas de cartel y lo confirmaron con una gran profesionalidad, aunque la afluencia de publico no fuese la esperada y éste estuviese tan estático como si les observara desde la butaca de un auditorio.

Todo lo contrario ocurrió con Fangoria, que no serán internacionales, ni altos, ni guapos (aunque prefiero no discutirlo con las fans en primeras filas que no dejaron de gritar ‘guapa!’ durante todo el show) pero arrastran multitudes y hacen disfrutar.

Lo primero que llama la atención es que Fangoria tienen un sentido del espectaculo y de la escenografía del que tantos otros grupos pecan. En lo alto de una gran estructura en dos niveles se encuentran los teclados -ademas de una silla Luis XV en la primera parte, más baja, con la que luego jugará Alaska- que hacen a su vez de púlpito donde el maestro de ceremonias Nacho Canut, sobriamente vestido de negro, imparte y da forma al espectaculo.
Una preciosa lampara de cristales de grandes dimensiones cuelga del techo y varias pasarelas sobre el escenario, de forma que cada uno de los músicos que les acompañan en directo (bajista, guitarra y un cantante-corista para hacer la voz más grave) estén en un plano distinto, completan la decoración.

Con todo así dispuesto el show dio comienzo con la rítmica ‘Tenemos que hablar de las plantas carnívoras’ de ‘El extraño viaje’ y continuó con clásicos como ‘Ven, sube a mi nube’ y ‘Miro la vida pasar’, hechizando al publico que ya se encontraba bailando de buena gana.
Entre homenajes a Nancys Rubias -‘Supertravesti’- o a Sigue Sigue Sputnik -‘La mosca muerta’- disfrutamos de sus hits que en directo ganan potencia y se aprovechan de esa guitarra y bajo para sonar lo mas rockeras posibles.
Animando también desde el escenario contaron con un par de drags, primero desde una pasarela en un lateral del escenario y luego por cualquier parte, no pararon de bailar.
Después de un parón previsto de 5 minutos para cambiar el escenario volvieron y recuperaron el ritmo con ‘No sé que me das’ o una buena versión de Rock & roll part. 2, de Gary Glitter.
Festivo concierto de la ya folclórica Alaska en el que se les puede echar en cara que el listado de temas elegido es algo repetitivo.

Dorian, grupito de moda gracias en parte al archifamoso ‘A cualquier otra parte’ que seguro que has oído aunque sea sin darte cuenta, cerraban el viernes y tenían mucho publico congregado con ganas de seguir la fiesta y bailar un poco más.
Arrancaron elegantemente con una intro plenamente electrónica a cargo de la guapa teclista y encargada de las bases y continuaron con ‘la noche espiral’ y el homónimo a su disco ‘el futuro no es de nadie’ bajo el dañino juego de luces, demasiado discotequero y mas bien epiléptico. Así nunca actuareis en estados unidos aunque mas importante es que no molestareis a la audiencia.

Superando alguna dificultad inicial con el volumen de la voz el directo mejoró aunque se percibió un poco lineal, algo encorsetado. El problema de Dorian es que explotan demasiado el modelo de canción con esas bases electrónicas y fondo simplón, y eso en concierto se nota más y favorece el aburrimiento.

Increíblemente no se guardaron su hit para el final y sobre la mitad del concierto la gente se volvió loca cuando anunciaron ese himno generacional que es ‘Cualquier otra parte’. Es su canción y ellos lo saben, por eso la han ensayado hasta la saciedad para mimarla en directo: potente, alargada donde necesita, retocada,… en fin redonda. Y eso que la gente no hace mucho caso porque ya en los primeros acordes bailotea y grita, pero es de agradecer que la cuiden así porque la podían hacer igual que en disco y daría igual, pero no.

Otro momento destacado del concierto fue un pequeño acercamiento al noise entre la guitarra y el batería con bastante acierto hasta que una base electronica arrabalera surgió en la escena para reemplazar la demostración convirtiendo el concierto en una pinchada de Oscar de Rivera o un dj similar.
Continuó el repaso de sus discos que pasó por ‘Solar’, ‘Te echamos de menos’ y se cerro en bis con ‘10.000 metropolis’.

Y así se cerro el Viernes 19, primera jornada grande del festival, del que todavía nos quedaba por todo el sábado, el día mas completo e interesante del festival.

David González Nieto

3 comentarios en «Cronica Ebrovisión 2008 primera parte»

  1. no, no es que me haya confundido, son los datos que pasó la organización en su nota de prensa al día siguiente del festival. El año pasado la asistencia fue de 7000 personas.
    Hombre es que para 800 personas no sale bien traer a teenage fanclub y mando diao…

Comentarios cerrados.