18 abril 2024

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Auditorio de León
Viernes 9 de Mayo, 2030h

Un escalofrío recorrió el auditorio de León, lleno en un escaso cuarenta por ciento en el momento en que comenzamos la velada con el veterano cuarteto estadounidense, que nos puso los pelos de punta con un arreglo arrebatador del tema Night of the Vampire basado en la grabación de los Moontrekkers. Siguiendo su tendencia a la experimentación, aumentaron el sentido terrorífico del tema con gritos que arrancaban de sus violines.

En la segunda pieza, Nomatophobis de Thirlwell hicieron gala, más aún si cabe, de su sonido contemporáneo y ritmos imposibles en un sentido entre místico y trágico remarcado por exquisitas disonancias que crean “un viaje a través de distintos estados de ánimo, llegando a ser injustificadamente dramática” según su propio autor define.

La fusión llega de la mano de Amon Tobin con su Bloodstone, un paso más en experimentación electrónica con sintetizadores y sonidos grabados combinados con los propios de las cuerdas, trabajadas con el máximo esmero para crear las más exóticas texturas. La siguiente obra Fellow Traveler, una maravillosa melodía alegre y relajada, fue compuesta por John Adams por encargo del programador informático del kronos para su compañero escenógrafo por sus cincuenta años.

El concierto llega a su punto álgido con la asombrosa banda sonora de la película The Fountain (Darren Aronofsky, 2006), un tema de Clint Mansell, también compositor para otras películas como Requiem for a dream. La magestuosa pieza, de una increíble fuerza dramática, estuvo acompañada con las luces y efectos visuales que complementaron la riqueza del sonido durante toda la noche.

Con Café Tacuba y su 12/12 finalizan su primera parte emulando sonidos de pájaros. Auténtica fusión incluso con música disco que va transformándose hasta el climax final.

La segunda parte fue menos intensa pero más variada, comenzando por un bizarro conjunto de temas de John Zorn que acabaron con una sorprendente melodía de latigazos en el aire, enlazando con el siguiente tema llamado Beatitudes de Vladimir Martynov, de estructura sencilla, sin pretensiones pero muy emocionante.

La compositora yugoslaba Aleksandra Vrebalov puso el punto final al programa con Hold me, neighbor, in this storm. Bases totalmente étnicas surgen del folklore y la música religiosa de su región. Es una reflexión sobre su tierra.

Por supuesto nos regalaron dos bises de aire árabe y norteño respectivamente.

En definitiva, una maravillosa experiencia sonora avalada por grandes compositores contemporáneos y por el infinito talento una de las mejores agrupaciones del momento.