Tom Smith firma el álbum más desnudo y honesto de su carrera.
Tras años al frente de Editors y algunas incursiones paralelas junto a Andy Burrows bajo el proyecto Smith & Burrows, Tom Smith publica su primer álbum en solitario, un trabajo que se escucha en un suspiro, pero deja poso. Un disco impulsado por la necesidad vital de encontrar una nueva voz artística, alejada de la inercia de la banda que lo llevó a la fama.
Se trata de un álbum reposado e intimista, claramente influenciado por Nebraska de su admirado Bruce Springsteen, donde Smith renuncia a cualquier atisbo de grandilocuencia. Durante la última década, Editors abandonó el sonido guitarrero post-punk de sus orígenes para adentrarse en territorios más electrónicos; aquí, sin embargo, el músico opta por el camino inverso: canciones desnudas, dominadas por la guitarra acústica, el piano y arreglos de cuerdas sencillos que refuerzan el carácter íntimo de la propuesta.

Los singles de adelanto ya dejaban claras las coordenadas emocionales y sonoras del álbum. «Lights of New York City» funciona como una postal crepuscular, con un delicado ambiente jazzístico subrayado por la presencia del saxo, mientras que «Northern Line», marcada por la amistad y colaboración con Andy Burrows, incide en el tono confesional y en la calidez de los arreglos acústicos.
A ellos se suman «Life Is For Living», quizá el corte más luminoso del conjunto, donde la melancolía habitual de Smith convive con una serena afirmación vital; «Leave», de atmósfera contenida y casi susurrada, que profundiza en la idea de la despedida y la aceptación del cambio; y «Broken Time», una de las piezas más frágiles y emocionales del disco, donde el paso del tiempo y las heridas acumuladas se convierten en eje central del relato. En conjunto, estos temas anticipan con precisión el tono otoñal, nocturno y reflexivo del elepé.
Las letras abordan la soledad, la pérdida, el amor, las dudas y las flaquezas humanas desde la perspectiva de quien se despide de la juventud con serenidad. Hay una melancolía persistente, pero también una vulnerabilidad consciente, una búsqueda interior de respuestas y una discreta esperanza en un mañana mejor. En este ejercicio de introspección, Smith recuerda por momentos al Nick Drake más reflexivo, con piezas artesanas, desnudas hasta el hueso.
There Is Nothing In The Dark That Isn’t There In The Light (PIAS) es, en definitiva, un disco valiente, publicado en la edad adecuada para hacerlo: la de una madurez artística bien entendida. Un álbum que se aleja conscientemente del sonido de Editors para ofrecer un lugar para la reflexión, donde la contención emocional se convierte en su mayor fortaleza y donde cada canción parece desarrollarse en un ambiente casi cinematográfico.
