Un fantasma recorre Oceanía: el fantasma del Ingsoc. Una dictadura llevada a cabo por personas sin nombres ni apellidos. Un líder llamado Gran Hermano, del que nadie puede afirmar su existencia. La búsqueda del poder por el poder, sin luchas sociales, ni raciales, sólo por poder. Tan sólo ansiar la morbosa recompensa que proporciona el control absoluto. Las telepantallas y su constante vigilancia; saber que cualquier cosa que salga de ti mismo, hará que merezcas la exterminación. Mente colmena, amar al Gran Hermano. Tiene que ser duro, muy duro, luchar cada día contra tu propia conciencia.
El Ignsoc, la ideología que se plantea en esta novela de George Orwell (1948), censura cualquier tipo de comportamiento no sólo que atente contra el partido, sino que no favorezca a éste; no sólo están penalizadas tus acciones negativas, sino que lo están todas aquellas que no sean positivas. Una ambientación creada con una maestría ejemplar, que nos hace ver cómo cualquier cosa puede convertirse en un crimen, cómo un ansiado orgasmo, se convierte en la mayor revolución que pueda llevar a cabo una persona. El control absoluto de cada gesto, de cada mirada, de cada conversación, de cada alimento ingerido y la purga llevada a cabo como castigo; un castigo que busca la supremacía de la ideología sobre el individuo, no un arrepentimiento, sino una conversión. Todo es etéreo; las relaciones humanas quedan suprimidas, como todo lo demás, si no basan su existencia en la utilidad para el partido. Una Neolengua, creada para suprimir las palabras no adecuadas, y con ellas los pensamientos impropios a las circunstancias. Reprimir el inconsciente, reprimir lo irreprimible.
Esta novela, da un vuelco a las entrañas. Está considerada como uno de los hitos de la Ciencia Ficción, ese subgénero, no estimado, por algunos, merecedor de pasar a formar parte de los cánones de la literatura universal, pero que desde siempre ha tenido millones de devotos. 1984 es una novela densa, con una gran carga filosófica, que aborda cuestiones fundamentales como la libertad, ya sea de expresión, de pensamiento, política o social; la guerra, como principio regulador de las civilizaciones y como medio de transición entre regímenes políticos; las relaciones sociales, o cuestiones tan elementales como la creación de nuestra propia historia y la importancia de conocer nuestro pasado a la hora de saber quiénes somos.
Apenas 300 páginas que nos obligan a comparar la sociedad del Gran Hermano, con la que nosotros tenemos, relativizando, y, de una forma más absoluta, a reflexionar sobre aquello que se nos muestra. Sin duda, una dura novela política a cerca de la libertad.
gran libro y gran reseña. enhorabuena!
gracias!
Hace tiempo que lo leí y guardo un buenísimo recuerdo del libro, muy recomedable!
Me uno además a las felicitaciones en cuanto a la reseña. Congrats!!!
Nando, por donde andan tus reseñas?? 😉
pues unas en la sección de literatura, otras en música… no, es broma. llegarán, llegarán… gracias por el interés!