28 septiembre 2025
Barkai: Historia de un pecado

El pasado viernes 14 de enero tuvo lugar en el Liceo de Salamanca el estreno absoluto de Barkai: historia de un pecado a cargo del grupo de Etón teatro, una obra que surge del borrador del guión cinematográfico de Kojavi-Reyni sobre el texto original de Noemi Frankel.

Viernes noche, 21 horas, se abre el telón y aparece Miguel de Santana en el lecho de muerte de su padre, un cristiano nuevo que desea acabar sus días como lo que siempre se ha considerado: un judío. Su hijo, amante y colaborador de la reina Isabel I, se niega en un principio pero, finalmente, cede a parte de los deseos de su padre moribundo. Esto desencadena una impuesta renuncia a su condición de caballero y a sus posesiones, así como su expulsión de España por parte de la Inquisición. Desde ese momento (y a lo largo de toda la obra), se muestran distintas situaciones de la vida de Miguel Askenazi en el exilio.

Este es, de forma un tanto resumida, el argumento en torno al cual gira Barkai, una obra que, más allá de contar la vida de un sevillano de finales del XV, hijo y nieto de judíos conversos completamente integrado en la sociedad cristiana, habla de un conflicto de identidad motivado por la imposición, de sentimientos encontrados, de la dureza de la vida en el exilio, una situación que se ha repetido de forma recurrente a lo largo de la historia hasta la actualidad.

Sobre el escenario, Alberto Boyero en el papel protagonista, Marta Benito como Clara, su sufrida esposa, el propio autor del texto y director de la obra Ángel González… entre otros muchos artistas (Álvaro Málaga, Gloria Escudero, Pablo Málaga, Luis Oliver, Tina Pacho, Prudencio Sánchez, Laura Martín, Germán Mira, Jesús Miranda, Sebastián Martín), que pusieron cara y voz a personajes históricos desde anónimos a tan conocidos como Torquemada (Manuel Andrés Sánchez) y la Reina Isabel (Beatriz Hernández).

La historia, que transcurre de forma cronológica, está salpicada de reflexiones en off en las que, de forma atemporal, se cuestiona la condición del protagonista y su forma de actuar, entre otros aspectos; una manera de llamar la atención del público sobre lo sucedido e invitarle, si no lo ha hecho ya, a analizarlo; y uno de los aspectos novedosos de esta puesta en escena. La obra tiene, por otra parte, estructura circular, comienza con el último aliento del padre del protagonista y se cierra precisamente con el final de la vida de este último.

La escenografía, bastante simplificada, permitía ver parte del Convento de San Antonio el Real, del siglo XVIII, sobre el que se asienta el Teatro Liceo. Y la propuesta estuvo cargada de dramatismo, no solo por el devenir de los acontecimientos (secuestros, violaciones, robos…), que muestran lo más mezquino de la condición humana y el lado oscuro del personaje, sino por el tono grave, incluso lastimero, con el que están contados, en ocasiones un poco excesivo. En la interpretación destacó, en mi opinión, Ángel González, por su experiencia, por su compromiso con el texto, o por ambas circunstancias; quien además ha sabido llevar bien al reparto en las escenas multitudinarias.

Por lo demás, la obra gustó, el teatro estaba prácticamente lleno, y hubo aplausos. De ella queda, entre otras cosa, el regusto amargo de saber que hubo y hay mucha gente que, por diversas razones, no puede elegir su destino; y con ella se reanuda el ciclo “EscenAquí”, que surge con el objetivo de apoyar, a través de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, a artistas locales, y que en su pasada edición reunió a casi tres mil asistentes entre los ocho espectáculos programados.

+ Se puede consultar la programación del trimestre aquí.

Autor: Estyu.
Ilustración: Paco Cavero.