29 marzo 2024

Recuerdo que en anuncio de el concierto de Fuel Fandango se comentaba la posibilidad de grandes colas agolpadas a la entrada de la Joy Eslava el día del concierto de Fuel Fandango. Que poco equivocado estuve, incluso superó mis expectativas. La pareja formada por la cordobesa Nita y el canario Ale Costa han conseguido poner de acuerdo tanto a jóvenes como a no tan jóvenes para colgar entre todos un señor cartel de sold out en la entrada de los locales por donde pasan.

Hay que reconocer que su álbum debut ‘Fuel Fandango‘ está hecho para representarlo en directo, todos y cada uno de sus temas dan la impresión de funcionar a las mil maravillas sobre un escenario. Pero más allá de un gran disco que haga de base y del sobrado arte de Nita, el detalle que más les caracteriza es la mezcla de tradición y tecnología. La cantante demostrando sus increíbles aptitudes flamencas y Ale Costa a su lado cacharreando con el portátil, con guitarra eléctrica colgando y esos teclados que infunden el ritmo en el cuerpo (The Engine es el más claro ejemplo). Es lo que les hace únicos. Eso y la cantidad de rosas rojas desperdigadas por el escenario.

El concierto del viernes 11 de junio fue una inyección de alegría en vena, perfecta para empezar el fin de semana. Como he dicho, en la sala no cabía un alfiler, y cada uno de los asistentes demostró a los artistas que estaba siendo un conciertazo en toda regla. En un principio el ambiente empezó a caldearse tranquilamente, con temas como Brazil y la conjunción de las dos partes de No sense. Más adelante Talking, Uh Uh (con su característico guitarreo) y una maravillosa y coreable Lifetime sonaron realmente deliciosas. Pero Nita había venido a hacernos mover y a abrirnos la boca, a dar palmas y a bailar, sobre todo a bailar. La percusión a cargo de Carlos Sosa, canario como Ale, estuvo más que a la altura de sus compañeros y no quedó relegado a la sombra, sino en primer plano demostrando que estaba en el sitio que merecía.

La segunda mitad del concierto se puede calificar de frenética. Comenzó con la citada The Engine, y el público empezó a venirse arriba y la cordobesa pedía más y lo hacía abiertamente. Los temas más conocidos se reservaron para el final, especialmente Shiny Soul y Monkey. Las luces se encendieron para que viéramos mejor y pudiésemos buscar un asistente que no agitara los brazos dando palmas, una misión difícil la verdad. Hype, Just y I Say No seguidas, aquello parecía no tener fin y las sensaciones y los aplausos no acababan. Un generoso aplauso también recibió la familia de Nita, que tuvo un gran detalle al presentarlos y dedicarles el concierto.

Pero todo se acaba, y el bis elegido fue Always Searching, como es habitual –La clave, está dentro de tí, el impulso, que te lleva a sentir– y resultó una jugosa guinda de despedida.

Una maravilla señoras y señores, supera todas las expectativas, crecen cuanto más actúan y transmiten como pocos. Aquí mi más sincera recomendación para futuras oportunidades de verlos.