26 abril 2024

Pocas veces tenemos ocasión de asistir a un concierto de bandas importante de viking metal en la península, es cierto. Si le añades el factor de que rara vez se organiza un evento así en carnavales, la cosa se vuelve más interesante. A partir de aquí, dos cosas pueden suceder: la primera es que nadie aparezca por la sala porque prefieran festejarlo a su manera. La segunda es que el concierto sea multitudinario y la gente tenga más ganas de fiesta de lo normal. Pues bien, esto segundo es lo que sucedió el sábado en la sala Bilborock. El progresivo goteo de asistentes llevaba consigo a grupos disfrazados de lores del black metal, vikingos, valquirias y otras curiosas vestimentas, lo que alegró la velada y no poco.

Antes de empezar con los conciertos, debería decir un par de palabras sobre la sala. No es una nave industrial cualquiera ni un bajo con revestimiento aislante en las paredes por aquello del ruido. Es una iglesia. Si, un antiguo templo en el otro lado del casco viejo de la villa, para los que no conozcáis estos lugares, está en pleno centro. Está totalmente modificada para ofrecer dos pisos de palcos, un patio y un escenario acondicionado para eventos de este tipo y otros. Además, en la programación de la misma, vimos conciertos, teatro, desfiles y todo tipo de actos culturales. Tres hurras por los responsables que han sabido llevar a tan buen término un proyecto como ese.

Son algo más de las seis de la tarde y la Bilborock abre sus puertas. En el patio, echamos de menos una barra para tomar algo durante los conciertos, ya que un lateral lo ocupaba la cabina de sonido y otro el puesto de merchandising. En esta y otras cavilaciones me encontraba cuando el primer grupo invade el escenario.

Aiumeen Basoa

Los locales saltan a las tablas con una sala que rozaba las 50 personas. Se nota que por las tierras vascas tienen cierto seguimiento, ya que escuchábamos muchos vivas y hurras entre los temas. Su propuesta musical es bastante extraña: hacen una buena cominación entre el pagan metal más puro y la música ambiental. En un mismo tema, pueden cambiar hasta cinco veces de un ritmo a otro y llaman la atención, para qué negarlo. La técnica era perfecta, no obstante hay algunos detalles que les frenaron. El sonido era espantoso, el bajo te retumbaba en las entrañas y la voz principal era un susurro comparado con los demás instrumentos, por no hablar del boikot lumínico que sufrieron (hasta la mitad del show las luces ni siquiera cambiaban, mantenían la sala iluminada y no creaba ambiente, etc.). Más bien son una banda para escuchar su tranquilo en el sofá de tu casa que para abrir un concierto de folk metal. Otra observación que me gustaría comentar: se dirigieron al público en euskera. ¿Resultado? Nadie contestaba, probablemente la mitad de la sala vendrían de fuera y la otra mitad entendiese poco y mal. Una lástima, ya que te vas con una mala sensación si no puedes comunicarte con el grupo.

Northland

Los catalanes vienen dispuestos a quedarse con el respetable. Un público más numeroso (unas cien personas) aguarda la entrada de la banda y animan de verdad por primera vez en la noche. El ambiente empieza a forjarse. Enseguida se nota que Pau, el guitarrista/vocalista del grupo, es también un gran frontman, se comunica con el público, sonríe, mueve las melenas… Las primeras filas caen ante los encantos de la música y el buen royo que les ofrecen. El sonido era algo mejorable. Estaba empezando a pensar que las iglesias estaban pensadas para que tuvieran buena acústica cuando el cura diera el sermón, pero no estaba pensada para una montaña de decibelios, no obstante, en Suidakra me di cuenta de que, por fortuna, aquel lugar podía sonar mejor que bien. Con un show algo más largo que el de sus predecesores pero aún corto, nos dejan con ganas de bastante más, pero nos llevaremos un gran recuerdo de estos muchachos de la ciudad condal.

Suidakra

Aquí llega el momento estelar de la noche. Los de Düsseldorf saltan al escenario y se ganan al respetable en los primeros veinte segundos de show. Y es que todo el bolo fué una lección de maestría de cómo hacer un concierto: el sonido impecable, el tecnicismo perfecto, el carisma abrumador… La sala ya contaba con casi 400 asistentes y ninguno de ellos dejó de mirar un segundo el show. Un pogo bestial aparece de improviso en las primeras filas y comienza a ser difícil llevar a cabo el trabajo de fotógrafo intentando prestar atención al escenario y tratando de que nadie tire su cerveza en la cámara. El ambiente no podría ser mejor, y entonces Arkadius coge su mandolina y rompe el ritmo con una melodía que bien podría haberse sacado de una película de piratas. “Conlaoch” mueve todas las cabezas del público al son del riff rompedor de guitarra y gaita y “Wartunes” atruena en el recinto provocando la histeria general. Un set list variado con el que disfrutó todo el mundo recogía su historia más reciente y la pasada, también anunciaban que lanzarán su nuevo disco el 23 de marzo y nos invitó a su próximo concierto. Sin duda fueron los protagonistas de la noche y se fueron con un buen sabor de boca por la acogida del público. Mención especial para el batería, que no dejó de moverse en la medida que podía desde su barricada de platos y tambores. Bravo por Suidakra.

Equilibrium

Con una expectación parecida a la que tuvieron sus compatriotas, Equilibrium arrancaban con “In Heiligen Hallen”, un tema que introduce y da a conocer lo que vamos a escuchar durante los próximos 60 minutos. Sus componentes se mueven, su vocalista alienta al público y conecta con él… Parece que todo va bien para los germanos. El sonido y el juego de luces les acompaña. No obstante, después del demoledor espectáculo que acabamos de presenciar, no causan la impresión que deberían para un grupo de su bagaje. De hecho, en la sala había si no la misma, algo menos de gente y eso es destacable. ¿Que falló con Equilibrium? Quizá sus miembros eran algo inexpresivos y su set list corto (el show duró algo más de una hora, pero eso para los cabezas de cartel es poco) hacía que las canciones no dejaran lugar a las sorpresas: sólo la presentación del nuevo disco y sus temas clásicos. Una lástima, hubieran podido haber dado más de si, pero lejos de ser un mal concierto, cumplieron y nos fuimos de Bilbao con nuestro hambre de folk cubierta por un tiempo.

Por Gonzalo Garcia Aguirre

1 comentario en «Crónica concierto de Equilibrium, Suidakra y Northland en la sala Bilborock (Bilbao) – marzo 2011»

  1. Buenas, tras leer tu crónica, me veo en la obligación de aportar mi punto de vista sobre ese concierto, puesto que varía considerablemente del tuyo. Para empezar, mientes sobre la cantidad de gente, puesto que había más o menos la misma peña al principio que al final del festi. Probablemente algo menos con Aiumeen Basoa, pues empezó el concierto a las 18:30 y sin anunciarse la hora en los carteles (dato importante a la hora de realizar la crónica). Por otro lado, Aiumeen Basoa fue bajo mi punto de vista el grupo estrella de la noche (y para gustos colores) pero ni hasta el sonido era tan malo como explicas (de hecho hay otras críticas que me avalan). Y por último preguntarte, que en un festival de Euskal Herria, siendo el único grupo local Aiumeen basoa, en qué idioma te hubiera gustado que hablasen? en ruso??? si no pueden hablar en su idioma, en su propia tierra, donde pueden hacerlo???? Aupa Aiumeen Basoa eta gora Euskal Herria!!!!

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