20 abril 2024

scott mathew

La presencia de Scott Matthew encima de la tarima es carismática, peculiar e interesante. Muy a juego con su talento musical. Ambos quedaron patentes en su pasado concierto en el Teatro Lara de Madrid.

Empezó por expresar lo encantado que estaba de volver, en especial a ese teatro. Nosotros también estamos de acuerdo en que es el marco perfecto para albergar sus composiciones (y versiones). Una puesta en escena austera pero acertada, igual que suena en sus discos, compuesta por teclados, guitarra, contrabajo (creo), una mínima percusión en forma de bombo suave y, sobre el resto de las cosas, la maravillosa voz de Scott. Es delicada pero da la impresión de aspereza según el momento, al igual que no sabría decir es oscura o luminosa porque comparte ambas características.

Recorrió el setlist con copa de vino en mano, evolucionando a botella de vino en mano, lo que le concedió cierto punto dicharachero entre canción y canción que es de agradecer. A un concierto se va a escuchar y a conocer a un artista.

Como es de esperar hubo mucha presencia de su nuevo trabajo, This Here Defeat (Glitterhouse Records – 2015),que interpretó casi en su totalidad, y que aunque suele ser un inconveniente en otras ocasiones este no es el caso. Su nuevo disco brilla al igual que los anteriores. Empezar con Effigy, seguir con Ode (my favourite), Here We Go Again y terminar con Skyline como inicio de concierto dan ganas de quitarse el sombrero, y máxime si interpreta después, entre los rescates de sus primeros largos, Every Traveled Road y una maravillosa Abandoned ya en los bises. Pero como no puede ser de otra forma tenemos que inclinarnos ante las impresionantes versiones que se marca Scott. Su disco Unlearned (Glitterhouse Records – 2013) es una colección de gemas tomadas de tierras muy diversas, pero todas pulidas por el australiano de su forma personal e intransferible. Cayeron las que más habitualmente interpreta en directo: I Wanna Dance With Somebody de Witney Houston, Anarchy in the U.K. de Sex Pistols, Into My Arms de Nick Cave y la que deberíamos poner en mayúsculas: Darklands de The Jesus and Mary Chain.

Una noche mágica, para el recuerdo. Fuimos queriendo comprobar si las comparaciones con Antony Hegarty, David Bowie o Rufus Wainwright tienen fundamento y quedamos convencidos. Scott Matthew ronda coordenadas similares, pero imprime en cada canción su propia y única personalidad.