El pasado 9 de noviembre asistimos en Madrid al Vibra Mahou Fest, un encuentro en el que el público pudo disfrutar de más de 12 horas de música: 8 artistas, sesiones de DJ, zona gastro y diferentes actividades, como catas de cervezas, piscina de bolas o un futbolín gigante.
Después de que se cancelara la edición de Valencia debido a la situación que provocó la DANA en la ciudad, Mahou anunciaba que donaría íntegramente los ingresos por la venta de entradas de la cita en Madrid a los afectados, a través de Cruz Roja y Mensajeros por la Paz, por lo que el festival tuvo muy presente la situación de los valencianos, y así también lo manifestaron algunos grupos con sus mensajes de apoyo en el escenario.
La propia cuenta del festival ha confirmado que han recaudado casi 100.000€ en apoyo a los damnificados en esta tragedia.
A las 12:00 se abrieron las puertas del Wizink Center, y Lucy, formación de punk madrileña, serían las encargadas de inaugurar el encuentro. Con un estilo crudo, transgresor, enérgico y directo, y con canciones cuyas letras estaban cargadas de visceralidad y rabia, fueron un perfecto pistoletazo de salida para comenzar desde temprano con energía. No faltaron, como eran esperables, los mensajes de denuncia política y las reivindicaciones, así como una estupenda versión del “Me gusta ser una zorra”, de las Vulpess, grupo que claramente ha influenciado a las
artistas.
Rocío Saíz sería la segunda en actuar y rápidamente hizo patente sus quince años de experiencia en los escenarios a través de una actitud que supo encandilar al público desde el primer momento. Detrás de los músicos, en la pantalla, se intercalaban mensajes como: “Una obra de arte no responde a preguntas, las provoca”, y eso es precisamente lo que se generó durante el concierto. No era tarea fácil levantar el ánimo en esa franja horaria, pero rotundamente Rocío y la banda que le acompañaba lo consiguieron, con temas como “Guapa y lista” o “Déjate
llevar” el público se contagió de su energía.
Carlos Sadness trajo consigo las buenas vibras desde un estilo festivalero y chill. Esta era su última actuación del año en España y la positividad patente en el estilo folk tropical de sus canciones transmitió al público una notable energía y buen rollo que sería indispensable para arrancar la tarde. Con temas como “Todo estaba bien”,
“80 días”, o “Qué electricidad”, con el que se despediría, confirmó por qué es una figura absolutamente referente en el ámbito del indie-pop español.
La Paloma demostró por su parte las razones por las que ya son un grupo consolidado dentro de la escena madrileña y nacional actual. A través de las melodías y las letras de su disco “Todavía no”, cargaron el ambiente de la fuerza y la nostalgia a las que nos tienen acostumbrados sus canciones. Nos recordaron que el 21 de diciembre volverán a tocar en La Riviera para finalizar su gira.
Shego puso a rugir al WiZink con su punkrock caracterizado por su trío de voces desgañitadas que exprimen la más pura desobediencia y rebeldía sobre todo lo que está mal.
Cupido hizo gala de su potente electropop cautivador de su disco “Sobredosis de amor” con el que dejaron a toda la audiencia sin voz después de acompañar cada una de sus letras más profundas y sentimentales. El Flaco, bien rodeado de una de las bandas más talentosas, dejó de manifiesto por qué son un referente en el panorama nacional que no hay que dejar la oportunidad de ver en directo.
Shinova terminó de calentar al público con su ya más que reconocido estilo rockero acercando lo mejor de bandas como M-Clan o Arde Bogotá. Un show que ponía a todo el público en pie para corear himnos como “La sonrisa Intacta” o “Te debo una canción”.
Los de Parla, La la love you actuaron como colofón, como no podía ser de otra forma, para cerrar una intensa jornada con su poppunk más bailable y pegadizo. Hicieron honor a su más reputado tema “El fin del mundo” como si de un presagio se tratara al hacer tambalear los cimientos de Wizink Center repleto.
Crónica – Alejandro Díaz
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