Una cosa está clara, la pasión por el rock no conoce obstáculo alguno. Eso demostraron todos los asistentes que acudieron el pasado día 19 de septiembre a la Sala Porta Caeli de Valladolid al concierto de Barrence Whitfield & The Savages, organizado por Reducto Sónico, y que dejaron una sala casi llena. Y digo que lo demostraron porque poco les importó que el concierto fuera un lunes por la noche. La fiesta y la buena música no conocen de días ni horarios.
Barrence Whitfield & The Savages no son ningunos novatos. Llevan en esto del rock, el garaje y el R&B desenfrenado desde los años 80. Siendo un grupo que nació de sonidos del garaje más primigenio de Boston, consiguieron llevar sonidos más típicos del Soul a ritmos más frenéticos consiguiendo como resultado ese R&B fiestero y desenfadado que mejor saben hacer.
El concierto que dieron se mantuvo en esa línea. Con ritmos destinados al baile continuo, la banda se mantuvo compenetrada y firme. A destacar sobre todo el guitarrista principal y el saxofonista. Porque un buen saxo lo es todo en un grupo de rock, y eso lo sabemos todos. Como no podría ser de otro modo, la atención principal recayó sobre Barrence, con su voz a veces profunda y embaucadora, a veces estridente y descarada. Sonaron temas clásicos como Bloody Mary (del disco Dig Yourself) junto con otros más modernos como Bip bop bip o uno de los temas principales de su último disco Savage Kings, Willie Meehan.
Por sacar algún pero, el concierto no terminó de ser todo lo apasionante que prometía. Puede que fuesen las grandes esperanzas que se tenía sobre una banda tan clásica, o quizás fueron las canciones demasiado monótonas entre sí en algunas ocasiones, pero el concierto terminó con dejando una sensación de “podría haber estado mejor”. Sí, podría, pero a falta del subidón de rock definitivo, buena es la hora y media de buen rock y ganas de fiesta que nos dieron.
Como dijo el propio Barrence, solo fue rock y solo querían pasarlo bien, lunes o no. Vaya si lo hicimos.