20 abril 2024

“BROKAW, PLACER A PELO”

 

La magia musical sucede cuando un músico con una larga y labrada trayectoria, como Chris Brokaw (Codeine, Come, The New Year, el dúo con Geoff Farina), consigue hechizarte con sus canciones al desnudo, cargado únicamente con su eléctrica y su voz rasgada. Y esa fortaleza al desnudo, ese tocar a pelo y emocionarte es inapelable. Conciertos reducidos a la esencia, a pelo, que nos llegan adentro, que nos irradian en estado puro la fuerza musical de un autor genuino.

Brokaw vino a Madrid por última vez hace casi cinco años cuando tocó junto a Geoff Farina (ex Karate) en la Nasti para presentar su disco conjunto ‘The Boarder’s Door’ continuación de ‘The Angel’s Message To Me’, su primer disco conjunto. Y fue una pasada ese duelo y dueto de gigantes, de una segunda línea de atención mediática pero igual de inmensos que los grandes nombres.

En este caso Brokaw venía sólo, y puso el acento en sus composiciones rugosas, solitarias, que son un cruce entre sonidos oscuros, algo de noise y slowcore, una pizca de folk, y delicias instrumentales. Se centró en su disco ‘Gambler’s Ecstasy’ (2012), que interpretó casi en su totalidad, pero también recuperó temas como “I Remember” del disco ‘Incredible Love’ (2006). También hizo un ‘medley’ de sus colaboraciones en bandas sonoras de películas, la última ‘Now, Forager’ (2014). Mucha intensidad y la belleza de canciones que parecen ocultas, que quieren salir a la luz para quedarse. Los misterios de la vida, del paso del tiempo. La fuerza y la serenidad, contrastes siempre presentes en Brokaw. Pero aquí hay acicate vital. Hay chicha.

Todo en un silencio sepulcral (sólo pidió silencio antes de interpretar un tema porque le molestaba el flash de un móvil), con  respeto a un artista sobrio pero profundo, que tiene el don de los grandes. Brokaw puso de manifiesto su saber estar en escena, sólo ante la audiencia, y defender con orgullo y grandeza sus canciones.

En la recta final interpretó tres versiones con los coros (y la acústica en uno de ellos) de Christina Rosenvinge, entre ellos un emotivo “All Tomorrow Parties” rememorando con acierto la magia de Nico y Lou Reed. Estaba tan a gusto que hasta se hizo dos bises.

Kim Fasticks abrió un concierto con un estilo muy ‘folkie’, muy crooner clásico, y acabó su repertorio con una rareza suya, un tema con bases electrónica muy envolvente.