28 marzo 2024

 

La primera de las tres citas del mítico grupo The Zombies en España tuvo lugar el pasado viernes en la barcelonesa sala Bikini. Con menos audiencia de lo esperado, en la que reinaba la cana y la arruga, el quinteto apareció puntual a las nueve y media. Con los dos miembros originales, el teclista y cerebro compositor Rod Argent y el cantante Colin Blunstone, junto con el que el también veterano bajista y ex-miembro de Argent (y de los Kinks por 18 años) Jim Rodford y los mas recientes Tom Toomey (guitarra) y  Steve Rdoford (batería).

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Ataviados de negro abordaron en el arranque la lejana “I Love You” para luego seguir con la versión de Solomon Burke “Can’ t Nobody Love You” justo antes de las canciones de su recién estrenado último disco “Still Got That Hunger”, que muchos nos temíamos que nos iban a colar antes de poder gozar de su artillería pesada clásica. Y decimos colar porqué lo nuevo, a pesar de ser la excusa para que salieran de gira, adolece de interés alguno ya que se trata mayoritariamente de composiciones sin flow melódico ni la fuerza de antaño. Hablamos de temas como Moving Up” blues con ecos descafeinados de los Cream, “Chasing The Past” un impostado minueto con un solo ochentero testimonial, la jazzistica “Edge Of A Rainbow” con su intro piano o “New York” de letra infumable. También “Maybe Tomorrow” con su ritmo de piano “Lady Madonna” y de la que contaron que tuvieron que pedir permiso al mismísimo Paul McCartney por el uso de la frase “I Believe In Yesterday”. Evidentemente Macca no puso objeción a sus compañeros de promoción.

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A pesar de ello, el feeling y la dignidad en escena de la banda fue notable, con un Rod Argent que demostró el porqué es uno de los mejores organistas de la historia del rock’ n roll, con solos imposibles en múltiples texturas (piano clásico, órgano hammond, órgano contemporáneo,…) , y que aún se defiende en las segundas voces fallando quizás en aquellos momentos en que su garganta tomaba el protagonismo. Muy en forma y juvenil en la voz se mostró el legendario Colin Blunstone, llegando a registros complejos aunque, eso si, abusando algo de un estilo de opereta. Y magnífico al bajo Jim Rodford, se nota que ha trabajado con los grandes y que es un músico con pedigrí.

Y entre medio de las canciones las narraciones de los protagonistas sobre sus recuerdos de los años 60, las historias de las canciones, la pertinente promo del álbum de presentación y del merchandising o el relato de cómo Chris White propuso grabar un último álbum antes de su disolución en 1968 que se acabó llamando “odessey & oracle”. Un álbum cuya importancia e influencia resulta incalculable, esa oda preciosista de arreglos y voces que nadie debería dejarse perder, el “pet sounds inglés”, y la obra magna de la formación, quienes nos rescataron la balada barroca “A Rose For Emily” (tocado al teclado y a unas voces que no acabaron de funcionar de los tres veteranos) o el pop pluscuamperfecto de “Care Of Cell 44”, pero también “I Want Her She Wants Me”.

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Tampoco faltaron el meddley soul (Smokey RobinsonSam Cooke) de “You Really Got A Hold On Me/ Bring It On Home To Me”, o uno de sus primeros éxitos “Tell Her No” con sus “no no no” coreados, y para la recta final la imprescindible “She’ s Not There” y la que quizás es su mayor éxito, la celebradísima “Time Of The Season” que emocionó hasta el último fan reunido allí. Para la clausura, una alargada “Hold You Her Up” de Argent en solitario, en la que Colin abandonó las tablas mientras Rod daba una lección magistral de órgano con unos solos infinitos en los que se atrevió a intercalar pequeñas pinceladas del canon de Pachelbel o del Himno dela Alegría, dejando claro que su formación abarca también la Clásica. Después de las presentaciones y de los solos de rigor su standard robado de George Gershwin “Summertime” antes de despedirse afable y humildemente de nosotros.

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Aplausos a unas leyendas vivas del rock que vivieron a la sombra de otras (Beatles, Stones, Kinks o Animals) pero cuyo legado es igualmente impagable y a quienes no pudimos hacer otra cosa que rendirnos a sus pies. Aunque hagan discos menores si son la excusa para que nos vengan a ver, bienvenidos sean.