Reconozco que subir a la montaña de Montjuich este sábado e ir encontrando a padres con niños disfrazados de la mano no auguraba nada bueno. Vale que el concierto de Fall Out Boy y The Pretty Reckless estaba organizado dentro del ciclo de conciertos para todos los públicos que produce U18, pero daba la casualidad que en el cercano Estadi Olímpic tenía lugar también una macro fiesta de carnaval para la infancia. Ya dentro del Sant Jordi Club, cuando justo acababan de abrir las puertas, la presencia de una brigada de vigilantes de seguridad repartidos por toda la pista frenando las carreras de los fans por llegar a las primeras filas me acabaron de producir la sensación de desubicación. Eso, y el echo de que sólo hubieran cargado de cerveza sin alcohol las barras del recinto.
Lo asumo, iba con prejuicios. Máxime cuando a la misma hora y poca distancia Burning estaba congregando a toda la parroquia rockera de Barcelona, en esa celebración que no conoce fronteras ni idiomas ni lenguas que es el rock and roll. Sea como fuera a mi me tocaba estar allí, en ese recinto que llenó poco más de medio aforo y entre las hormonas descontroladas de la población teenager y las ganas de pillar cacho de los treintañeros que merodeaban por allí. Taylor Momsen, la gossip girl metida a rockera, se encargó de abrir la velada presentando su próximo trabajo Going To Hell, acompañada de una banda siempre en segundo plano que dejaba a la sexy rubia todo el protagonismo. La última vez que la vimos la sensación de producto comercial efímero se comió por completo el posible talento y la actitud que pudiera tener.
Esta vez la vimos más seria, concentrada más en la interpretación que en los contoneos provocativos (que los hubo) pero más centrada en su voz. Por que no se puede negar: esta chica, a parte de esa figura, tiene una voz enorme, que en este último trabajo ha crecido, se ha hecho más oscura y en directo con esos temas suenan muy bien. Hard rock controlado, sin excesos, pero perfectamente potable y un cebo perfecto para enganchar al carro del rock a un sector juvenil sobreexpuesto a la música mediocre. The Pretty Reckless cumplieron, pero nada más. Puede que saberse segundones del cartel les restara brío, lo que es seguro es que no nos los perderemos en un recinto más pequeño y como reyes de la fiesta.
Más fotos de The Pretty Reckless en ShootingTheSound
Con el cambio de backline ya se intuía que el montaje de Fall Out Boys subiría el listón del espectáculo. Un gran telón blanco cubría la parte central del escenario rodeando ampliamente el perímetro donde habitualmente se coloca el set de batería. Visto y no visto, las luces se apagan, suenan los primeros compases de “The Phoenix” y estalla un espectáculo de luces que contrasta con lo oscuro de la actuación de Taylor. Los de Chicago aparecen con pasamontañas negros, como si de un atraco se tratara, mientras el griterío del público se mezcla con el casi excesivo volumen acústico de la banda.
A partir de ahí un set list de mas de veinte temas repasando la trayectoria de la banda fue cayendo en un concierto lleno de energía tanto por parte de ellos como del público, incluyendo el recurso de gran banda de aparecer en un set elevado a mitad de pista para interpretar ‘I’m Like a Lawyer with the Way I’m Always Trying to Get You Off (Me & You)’ y ‘Grand Theft Autumn/Where Is Your Boy’. Sin duda podemos decir que fue una gran noche para el rock más adolescente y estoy seguro que los fans se fueron a casa satisfechos por la calidad del montaje y por la entrega de los artistas.
Más fotos de Fall Out Boys en ShootingTheSound
