La nueva edición del Mad Cool Festival llegaba la pasada semana a la capital con un sold-out marcado a fuego desde hace meses y unas expectativas inmejorables. Cabe destacar el goteo que hace caer a una ciudad un evento de esta índole una semana después de las fiestas del orgullo, un suma y sigue vamos. El festival ha conseguido llegar a un público más allá de nuestras fronteras, y la presencia del ‘guiri inglés’ era bastante marcada en esta segunda edición del festival madrileño, el rojo cangrejo y la purpurina utilizada por encima de sus posibilidades daban buena fé de ello.
La zona gastronómica, mejorada pero con unas colas a horas punta que quitaban las ganas de cenar, las barras con un alto porcentaje de trabajadores bastante empanados (al menos el primer día) que hacían amontonar a los laterales del escenario a una buena cantidad de gente sedienta. El apperol como forma de vida se impone (buena ostia daban por el vaso sí), así como el agua con gas (gran iniciativa refrescante de Perrier), Netflix con stand de promoción de Glow y esas gloriosas viseras, Fox y sus tatuajes…se echan en falta esas provisiones previas a la entrada como nos tiene acostumbrados el NOS Alive pero bueno. Viajes en la noria con una buena vista, la de los baños de tíos, quizás si te asomabas a cierta altura veías de más…y un escenario Mondosonoro del que salías de ver un concierto como si te acabaras de tomar un montado de lomo en el Palentino, desprendiendo olor a fritanga.
El jueves cayó una buena chaparrada en Madrid, algo que hizo saltar las alarmas en redes sociales y los mentideros hervían sobre posibles cancelaciones. Inundaciones catastróficas del recinto y esas cosas por las que cancelan festivales como Glastonbury, ah que esto es el pan nuestro en otros sitios y no pasa nada…cierto (¿somos rockeros o somos Biebers?) . Tras cambios de outfit, gente con chubasqueros de los chinos, rebautizo a Mad Pool o Mud Cool y un cementerio de paraguas en la entrada; el festival daba comienzo y el sol hacía acto de presencia justo cuando las Warpaint actuaban en el recinto.
Las inclemencias meteorológicas retrasaron además el directo de The Lumineers, banda que no acabó de lucirse, desplegando un cancionero demasiado soft para lo que acontecía, un público bastante soso llenaba el espacio entre el escenario Mad Cool y el Koko, posiblemente había más gente esperando la maratón de los Foo Fighters que el directo acortado de los americanos que al menos lograron empatizar con el público en temas como ‘Cleopatra‘ u ‘Ophelia‘.
Warpaint venían con “Heads Up” todavía caliente, el trabajo más luminoso del cuarteto de Los Ángeles, directo con el que consiguieron meterse en el bolsillo a los asistentes del escenario Matusalem (uno de nuestros fijos en todo el festival por cierto). Sonido claro y setlist adecuado para secarse tras la tormenta, ‘So Good’, ‘New Song’ o ‘Love is To Die’ sobresalieron por encima del resto, además sirvió para quitarnos el mal sabor de boca de la última actuación que vimos suya en Lisboa.
Foals seguían defendiendo “What Went Down”, pero esta vez Yannis y los suyos no consiguieron transmitirnos la energía y el entusiasmo como habían hecho en ocasiones anteriores. Show donde las canciones con más pegada volvieron a ser ‘My Number’, ‘Inhaler’ o ‘What Went Down’, la verdad que sí que nos jodío no haber salido de su directo tan embrutecidos como otras veces.
Tras Foals la gran decisión ¿nos vamos a Foo Fighters o nos la gozamos bailando en Jagwar Ma y luego nos pegamos un homenaje pop con Belle And Sebastian? Escisión de grupo y salvajes bailes de la mano de los australianos que desplegaron su sonido madchester, sus influencias screamadélicas y su ambiente ácido para una minoría. Danzas al son de ‘Come Save Me’, ‘Uncertainty’ o ‘The Throw’ disfrutadas sin agobios en un íntimo concierto que para nada bajó el nivel, ¡bravo por las alternativas a los cabezas de cartel!.
Ya habréis leído de todo sobre los Foo Fighters, a servidor se la traen bastante al pairo, así que tras desplegar nuestras mejores galas en lo que a bailes psicotrópicos se refiere seguimos orgásmicos con el portentoso show de Stuart Murdoch y los suyos. Sí, porque los Belle And Sebastian nos dieron el concierto que nos debían, y de qué manera, sin dejar sus clásicos e intercalando los vibrantes temas de “Girls in Peacetime Want to Dance”. ‘Judy and the Dream of Horses’, ‘Seeing Other People’, ‘Another Sunny Day’, ‘The Party Line’, o ‘The Boy With The Arab Strap’ fueron espetadas ante un escenario hasta los topes, disfrutando de una de las mejores veladas de la jornada, la exaltación pop de los escoceses, la comunión con el público era posible.
Solapar a Kurt Vile con Unkle nos dolió sobremanera, pero a las horas que eran, mandaba seguir con nuestro espíritu festivalero y bailongo. Impresionante el directo que dieron los de James Lavelle, una master class de Trip-Hop mecida con proyecciones hipnóticas y geométricamente golosas. Si no te movías al son de ‘Restless‘ ya podías irte a la cola del taxi, ‘Lonely Soul’, ‘Eye for an Eye‘ y otros cuantos temas eran engrandecidos en un formato banda del que salimos completamente enamorados.
De aquí ya sólo podíamos irnos a Trentemøller. Repetir el directo con el que nos obsequiaron meses atrás en Vistalegre, volver a enfundarnos nuestra capa más oscura y dejarse mecer por la elegancia electrónica de este genio. El danés ofreció un show donde el techno más minimalista y el dark-house se hermanaban, dejando tras de sí una horda de bailarines improvisados en el cesped. Benditos bajos, bendito post-punk electrificado, no había mejor opción desde luego.
Acabar con Boys Noize y esa mezcolanza de temas en su set fue la gloria, salir del recinto aún coreando a Chimo Bayo o verle repartir buena cera con el ‘Overthrow’, ¿qué mejor manera de irse a casa que con agujetas?.