18 marzo 2024

La primavera parecía habernos abandonado aquella noche de abril, y un frío inesperado hizo que algunos entrásemos a la sala Charada bastante antes de tiempo. No fue hasta una hora después de lo previsto cuando arrancaría el primer concierto del ciclo Sound Isidro. Los Claveles y Juventud Juché subirían al escenario compartiendo bajista y batería y con el único relevo del vocalista, parte más característica de cada una de las bandas.

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Ver a Los Claveles era como estar en el Fly, el bar de Carlitos de Cuéntame. Una regresión a los ochenta que suena más sincera que cualquiera de los falsos museos de la movida que ahora podemos ver. La gran noticia de la noche fue que pudimos escuchar en directo las cuatro canciones que días más tarde presentarían en su nuevo EP, Ojos. Una de ellas ya la conocíamos, Estación sur de autobuses, quizá una de sus canciones más amables hasta la fecha y que fue la encargada de abrir el set. Sin descanso entre canción y canción, y con la mirada del vocalista clavada en un punto fijo de alguna pared del Charada, Los Claveles ofrecieron las mejores canciones de su LP Mesetario. Estafas o La pena negra sonaban llenas de la rabia que contienen. Como Las inquietudes de Blanca María, en la que pudimos ver al cantante de Juventud Juché dándolo todo entre un público de escayola (sí, una vez más).

El único oasis de calma vendría hacia el ecuador del set con Relicario, con la guitarra de Marcos regalándonos los acordes más tristes. Y a partir de aquí, vuelta a empezar con la rabia. En esta traca final de la ira punk que los caracteriza, aparte de Ruta Destroy o Nacional 42, ofrecieron Con el dinero en la mano para sus mayores fans, una de sus primeras canciones. La mejor manera de cerrar el set llegó con el “nanana” final de su nuevísima Ojos, incluída en el EP del que os hablábamos hace unos días.

Con un breve descanso para batería y bajista, ambos volvieron a subir al escenario acompañados esta vez de Javier Molina, la garganta desgarrada que canta las letras de Juventud Juché. Si con Los Claveles parecíamos estar en el Fly, con Juventud Juché volvíamos al garage de colegas que se quedan solos en casa. Como se acostumbra a ver en los conciertos de punk, quince canciones fueron ventiladas en tan sólo cuarenta minutos.

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Mucho más seguros de sí mismos que cuando pudimos verles con Betunizer hace algunos meses, se ve que a esta banda le sienta bien lo de ser cabeza de cartel. Bajista y batería adaptaron perfectamente sus velocidades a las canciones de Juventud Juché. Defensa, Dispara o John Wayne son canciones que necesitan que quien se atreva a tocarlas vuelquen toda su energía disponible sobre el escenario. Y vaya si la soltaron. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, el trío funciona no sólo como banda sino también como amigos. La simbiosis que parecen tener hizo que casi ni hiciera falta que intercambiasen miradas para acoplar los ritmos, las arrancadas y las frenadas.

JGZ de su álbum Quemadero cerraba la primera noche del Sound Isidro, el ciclo que de seguir así hará las delicias de más de uno de nosotros desde aquí hasta Octubre. Nacho Vegas, Majestad, Tuya o The Pains of Being Pure at Heart son algunos de los nombres que aún nos quedan por ver.

Si os animáis, y nosotros lo haríamos, podéis comprar entradas para el resto de la programación en Ticketea.