26 abril 2024

A veces el destino es caprichoso y nos juega malas pasadas. El año anterior cuando Lady Dottie se acercó de gira por España la fecha de su concierto más cercano a mi ciudad coincidió con la gira de The Quireboys, y en esa ocasión la banda de Spike se llevó el gato al agua. Y aunque disfruté enormemente de los ingleses las críticas de los shows de esta gran dama del soul fueron tan buenas que me prometí a mi mismo que no se me volvía a escapar.

Claro que nadie me avisó que este año la coincidencia sería con el impresionante Mike Farris y uno de los conciertos del año. Esta vez elegí al genio de Nashville pero al día siguiente puse coche de por medio y me acerqué a Vitoria para vivir, dentro del ciclo de conciertos Muak Gasteiz (donde también estaban incluidas bandas como Steve Lucky o los propios Quireboys) la experiencia Dootie en mis propias carnes.

Hay que tener claro que 24 horas después de un concierto de Farris nadie puede salir triunfante (de hecho ya ha pasado una semana y yo aún estoy flotando) pero también es cierto que Ladie Dottie no colmó mis expectativas.

Su bagaje en el mundo de la música es intachable, es un pedazo de la infra historia del soul, y su trayectoria acompañando a músicos tan importantes como Kool and the Gang y Clerance Carter han aplazado su momento de protagonismo propio hasta los 66 años en que le han rescatado unos músicos jóvenes y de talento que la han ayudado a componer y ejecutar sus propias canciones.

Las reseñas siempre relacionan a Lady Dottie con The Bellrays por su conjunción de espíritu soul con la suciedad del rock and roll y el garaje, pero lo que vi en Helldorado no alcanzó ni por asomo lo que la formación de Kekaula ofrece en directo. Sus conciertos son más puristas, con unas interpretaciones muy cercanas al soul-blues más puro y una banda que aunque ejecuta con solvencia sus interpretaciones se la ve en cierta manera algo forzada, sobre todo la labor de su guitarra Nathan Beale que es mucho más comedida en su banda madre The Dirty Sweet.

Dottie está enorme tanto en entrega como en ejecución, con ese tono de voz profundo y grave, y durante las dos horas que estuvo sobre el escenario demostró su feeling y sus ganas de agradar a todos, pero la audiencia no acabó de conectar, faltaba garra y algo que hiciera a todos despegar los pies del suelo.

No lo consiguieron hasta la última fase del concierto cuando echaron manos de sus mejores cartas, las canciones más guerreras como “Have love will travel” o “ I Ain´t Mad At Ya” o en los bises donde un soulera “Proud Mary” o algún tema de la banda sonora de “Blues Brothers” que pusieron a bailar a toda la sala.

Quizás no era el día adecuado para mi o quizás no tenían su día pero esperaba un poquito más del show. Claro que después de Farris nadie puede salir vivo…

por Fran Cea