Seguimos con la recopilación de las películas seleccionadas para la sección oficial del certamen vallisoletano, esta vez comentamos ‘Barbara’, ‘Little black spiders’, ‘Midnight’s children’ y la simpática comedia ‘Liberal arts’.
BARBARA
En medio de su huida desde la República Democrática Alemana hacia la parte occidental del país germano, la médico Barbara se ve recluida a principios de los años 80 en un hospital de una pequeña población rural. Aunque intenta mantenerse al margen de todo aquello que le rodea, no podrá evitar los amistosos intentos de acercamiento de Andre, su superior, ni el acoso al que será sometida por las fuerzas del orden.
Sexta película del realizador alemán Christian Petzold, ganador del Oso de Plata en el Festival de Berlín por este trabajo, multinominado en los premios de cine de su país de origen. Construye un drama muy interesante, sutil. Y lo rellena con personajes que sufren, plenos de sentimientos contenidos y encontrados. El punto de suspense que sobrevuela la historia funciona como un magnífico MacGuffin.
Y Petzold vuelve a contar en esta ocasión con su actriz fetiche, Nina Hoss, que crea una Barbara fría y distante en lo personal, pero repleta de profesionalidad y humanidad en lo laboral. En contraposición a Andre, interpretado por Ronald Zehrfeld, amable y amigable al trato, pero con algunas ligerezas en el aspecto médico.
Personajes completos y complejos para una obra seria y cuidada, llena de silencios y miradas, que aun así no llega a ser del todo redonda y es por eso que quizás no consiguió alzarse con ningún galardón.
LITTLE BLACK SPIDERS
Bélgica, 1978. Aunque Katja, Roxy y otras muchachas que tienen su mismo aire de espontánea frescura son demasiado jóvenes para el amor, les falta poco para ser madres. En un lugar oculto, un grupo de adolescentes embarazadas aguarda en la clandestinidad el nacimiento de sus bebés. Algunas quieren olvidar su error en cuanto sea posible, pero el deseo de Katja, que sabe lo que es ser huérfana, es muy distinto: ella anhela el momento de abrazar a su propia criatura. Durante la larga espera, las jóvenes comparten penas y alegrías. Forjan relaciones muy estrechas y se distraen con enigmáticos juegos, ajenas al inesperado futuro que las acecha.
Partiendo de una premisa relativamente atractiva, la historia, según avanza la película, va perdiendo credibilidad. Con cierto tufillo a telefilm de Antena 3 y unas interpretaciones algo impostadas y estereotipadas, el desarrollo de la trama va tornándose ciertamente previsible a medida que se acerca el final.
La directora belga Patrice Toye nos trae una de las películas más flojas de esta 57 Seminci, un film pretencioso y falto de sentimiento.
MIDNIGHTS CHILDREN
‘Midnights children’ es una de esas películas que, sin encajar del todo bien en el espíritu del festival, cumple dos funciones importantes: una es la de traer a Valladolid a una cineasta de la relevancia de Deepa Mehta para crear cierta repercusión, y la otra es la aligerar la carga de los semanistas cuando el programa incluye dramas tan sentidos e intensos como los que hemos podido ver este año.
Basada en la novela homónima escrita en 1981 por Salman Rushdie y con guion del propio autor, nos cuenta la historia de dos bebés, Saleem y Shiva, que son cambiados al nacer, la medianoche del 15 de agosto de 1947, momento en el que algo sobrenatural ocurre coincidiendo con la independencia de la India, y que aparte de hacer que vivan sus vidas cambiadas, les permite estar en contacto con otros niños indios nacidos en el mismo momento.
Entretenida, simpática, cómica, romántica, poética y, sobre todo, mágica, se trata de una superproducción y de una película muy comercial que no escatima en medios y recursos, de ahí que la Seminci quizás no sea el lugar más apropiado para su exhibición. Aun así, se hizo con la Espiga a la Mejor Dirección de Fotografía.
LIBERAL ARTS
Una simple, o no tanto como aparenta, comedia romántica fue el llena salas oficial de la Seminci 57. Junto con el atractivo de ser una accesible producción americana tipo Sundance nos encontramos con la aparición de actores más o menos famosos como uno de los chavales de High School Musical (Zac Efron), un secundario de lujo como es Richard Jenkins o el televisivo Josh Radnor (Como conocí a vuestra madre) al cual debemos íntegramente esta película ya que ademas de protagonizar, ejerce de productor, director y firma el guión, en su segunda aventura detrás -y delante- de un proyecto que se antoja muy personal.
‘Liberal Arts’ está enteramente teñida de comedia, pero no esa que busca carcajadas con gags y chistes manidos, sino la que te provoca una media sonrisa complice, esa que ponía Harrison Ford cuando quería que Indiana pareciese un niño bueno. Aunque lo más destacable es que se no se centra exclusivamente en esto de hacer gracia o en la historia de amor, a pesar de que es su nudo central, sino que también se esfuerza en presentarnos unos personajes que están en distintas etapa de su vida pero en el mismo lugar emocional: perdidos. Y mientras se ponen de acuerdo y hacen aquellas cosas tan romanticas -en el sentido más puramente melancolico y revisionista- como intercambiar cartas (de aquellas escritas, si), pasarse recopilatorios de música (clásica en este caso y en cd) y no despegarse de sus libros en un ambiente ligeramente universitario transcurre la película con un buen ritmo y manteniendo el interés del espectador, que sin salirse de lo normal (poco parecido con Woody Allen como se ha oido, salvo una escena en un puente a lo ‘Manhattan’) reafirma una película que puede caminar orgullosa entre el resto de filmes de su genero. Otra cosa es que nos parezca adecuada para la sección oficial de este certamen.