
‘Come And See’ : El Apunkalipsis según Gurriers. Crónica de su paso por El Sótano. Madrid. Feb 2025.
Podríamos decir que Gurriers es una de esas bandas emergentes irlandesas que siguen la estela de sus paisanos Fontaines D.C., tiempo al tiempo, todo puede pasar visto lo visto el pasado domingo en la madrileña Sala El Sótano. Pero también podríamos pararnos a pensar en qué está pasando por esos lares para que salgan bandas tan reivindicativas como apabullantes, desde los mencionados Fontaines D.C. a Gilla Band, The Murder Capital o a otras tan particulares como los Kneecap. Gurriers no se quedan fuera, ‘Come And See‘ es otro ejercicio de derroche creativo en el que la banda arrastra durante cerca de tres cuartos de hora topics que oscilan entre la religión y el apocalípsis, entre la violencia y la emigración, entre la preocupación de la juventud y el devenir de generaciones perdidas.
Entre el shoegaze y el punk, entre el rock primigenio y las atmósferas Noise, los de Dublín llevan cinco años en activo apenas y ya reclaman su puesto, ese rufián al que hace referencia su nombre, ese macarra callejero que intenta sobreponerse a una modernidad impostada. El pasado 2 de febrero su propuesta era espetada en una Sala El Sótano a reventar, domingo con ganas de meterse en un pogo y con ganas de ver en sala pequeña a unos guerrilleros en potencia.
El frenesí de ‘Nausea‘ servía como carta de presentación, con un Dan Hoff reivindicando su trono en La Latina, sosteniendo las cámaras en pos de ese Gran Hermano que nos vigila de manera constante, atropellándonos de inmediato con ‘Close Call‘ y resurgen influencia como P.I.L. o sus compatriotas Sprints entre medias. ‘Des Goblin‘ y la pista de baile se torna en eso justamente, entre Fat Dog y los Deadletter de Binge, eufóricos y pletóricos, sacamos nuestros mejores pasos, más de Gremlins punkarras que de Goblins, pero todo vale. ‘Dipping Out‘ continúa lanzando riffs sin cesar, mientras reflejan el problema migratorio juvenil en una juventud que cada vez aborda más décadas. El ambiente se caldea con temas como ‘No More Photos‘, es inevitable caer en un pogo con uno mismo. Relajan con ‘Prayers‘ y nos predican con su post-punk arrebatador, sin dejar de marcar un tempo en el que la oscuridad nos acaba poseyendo.
También les da tiempo a probar material nuevo mientras se embargan hacia su vertiginosa recta final ‘ Sign Of The Times‘ el sentir sin sentimiento mientras agitamos las cabezas – en este caso por su ritmo, en el día a día sumidos – , ‘Approachable‘, se clava como cientos de dagas bajo nuestros pies, y nos regalan ‘Erasure‘, tema que seguramente forme parte de su nuevo material, entre el espíritu de Joy Division y unos Stone Roses se marcan ese himno que ya es ‘Come And See‘, a camino entre la psicodelia y el shoegaze, un balanceo al oyente que oscila entre la perdición y la salvación, como una boya a la que agarrarnos aparecen sus guitarras una fría noche de febrero.