5 octubre 2024

Lucas de la Iglesia es Confeti de Odio. Confeti de Odio es Lucas de la Iglesia. Un proyecto sin pretensiones, pero que silenciosamente reposa en el idealismo nostálgico y fugaz de una generación confusa. La pérdida de horizontes, el “sinsentido” de la vida, y el desolador vacío de las tierras arrasadas por los sueños que se han alejado de nosotros. En suma, la lánguida pero fascinante mirada del que observa el mundo sin creer en él.

En su brevísima vida artística, Lucas ha lanzado ya 5 sencillos y EP. El primero de ellos, Hoy será un día horrible, sigue siendo su canción con más reproducciones, y aquella que ha contribuido a configurar la inquebrantable identidad que hoy lo define. Un concepto de la tristeza más próximo al desarraigo que al romanticismo, aunque no exento de lirismo y sensibilidad.

Sus dos últimos lanzamientos, agrupados dentro de un mismo EP, han sido bautizados como Quiéreme Si me quiero. Una vez más, en la órbita de sus recurrentes dilemas -amor y desamor, inseguridades, falta de autoestima y miedo a la soledad-, Confeti de Odio nos invita a una exploración humana y sincera de su intimidad, que bien puede corresponderse con la de cualquiera de nosotros. Su peculiar búsqueda de afecto es, al tiempo, una oda a la desesperanza y el desencanto vital, que retrata con precisión las situaciones a las que día tras día nos enfrentamos.

“Si me quiero, ¿por qué lloro en el metro?”

Honestidad brutal, sinceridad escalofriante y demoledora, y una fascinante atmósfera, que impregna de poesía sus afilados puñales.

Uno de sus trabajos más refinados hasta la fecha, envuelto en la melancolía que lo caracteriza, y una crítica mordaz al amor enfermizo que, de un modo u otro, no somos capaces de rehuir.

Confeti de Odio plantea con “Quiéreme” una nueva estética, que reside en la idea de invertir el clásico formato de las páginas web pornográficas, bajo una apariencia romántica y sensiblera. De ahí “Lovehub”: un lugar donde huir de la soledad a través de “bukakes” de abrazos y ofertas. Una paradójica reivindicación de la sinceridad y la aceptación del conflicto, que se deleita en lo absurdo y trágico de las relaciones humanas.

Si me quiero” es el paso de la farsa y la dulce mentira a la verdad, cruel, mordaz e inequívoca. La inercia que guía los pasos, y la quietud con que avanzan los días. El odio a uno mismo, la franqueza con que dialoga el pesimismo, y el rechazo a lo impuesto, de nuevo bajo el incierto desencanto que arropa la duda. Una duda que corroe, aprisiona y hunde, hunde en la más profunda de las miserias. Pero saca a flote lo que florece cuando calla todo lo demás.