28 marzo 2024

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Meshell Ndegeocello consiguió agotar el papel en el coqueto Teatro Lara de Madrid en un concierto intimista que sirvió para presentar su nuevo trabajo, el décimo de una carrera longeva, de nombre Pour Une Ame Souvraine y que conmemora el ochenta aniversario del nacimiento de Nina Simone mediante canciones, no siempre compuestas por la genial pianista, pero si que durante algún periodo de su carrera formaron parte de su repertorio.

Se presentó sobre las tablas con la única compañía de un teclista (Jebin Bruni) y un guitarra (Chris Bruce), todos ellos sentados y con tímidas luces, no queriendo romper la magia de una noche que se centró en las canciones y ejecuciones pausadas que entusiasmaron a un público de “mediana edad” que había podido pagar los cerca de 30 euros del precio de las entradas. Meshell, en el centro del escenario, salió vestida con una camiseta de aire étnico, unas grandes gafas naranjas y deportivas a juego y susurró más que cantó (hasta el punto que algunos de los presentes reclamaran más volumen en un patio de butacas en sepulcral silencio) temas que viajaban del blues al soul y el funk con el jazz como hilo conductor. Todo ello con el sonido potente de su bajo, convertido en un hacedor de melodías más que de ritmos, que por momentos consiguió acaparar el conjunto musicalMeshell_Ndegeocello-madrid-foto-Fran_Cea-01 - copia

Pero Meshell sabe perfectamente que su baza para sacar adelante el repertorio no son solo sus temas sino la forma en que ella se aproxima a los mismos y como innova en el estilo, siendo bandera de la música negra en una actualidad de músicos centrados en las ventas y la difusión de las grandes cadenas televisivas, como demostró nada más comenzar su concierto con una irreconocible Suzanne (“me encantan las versiones de las versiones“, nos dijo), argumentó cuando sonó  House Of The Rising Sun y corroboró en una gloriosa cover del Don´t Let Me Be Missunderstood y entre medias muchas de las canciones de su nueva obra intercaladas entre speechs que hablaban de su historia vital o de todo lo que la rodea, como el comentario hacia la zona de prostitución cercana a la zona del teatro y que coronó con buen humor mientras nos preguntaba si preferíamos en estos tiempos “ser putas o ladrones”.

Turn Me On se interpretó con el único acompañamiento de una guitarra casi folk, dejando respirar a cada sílaba que salía de su garganta y See Line Woman, sin embargo, se transformó en una pieza funk high style llena de profundidad mientras que Black Is The Colour Of My True Love´s Air, también casi a capella, fue un silencio desgarrador de voz dulce y Feeling Good mostró en su alegre título la desgracia personal que emana su letra.

Pocas cosas que achacar a un show que pudo ser algo más largo en tiempo y quizás más enérgico si se hubiera traido a su batería titual Deantoni Parks (que inexplicablemente no la acompañó en esta fecha) pero que dejó un sabor de boca estupendo en todos los presentes. Un acierto por parte de este estupendo ciclo llamado Pequeños Y Grandes Momentos y que aún nos ha deparar grandes veladas en el futuro.