CICLÓN MARTA, DESBORDANTE ALBERTO
Sello Carrasco. O mejor, por capitanear la parte que nos toca, sello Carrasco&(vallisoletano)Velasco. Reconocible marca de agua imaginada, impresa en las entradas de los espectadores que llenaron el pasado 11 de febrero la Sala Concha Velasco del Laboratorio de las Artes de Valladolid para degustar NO SÉ SI…, el último espectáculo de Marta Carrasco.
Busco un lugar desde el que mirar, desde el que dibujarme, desde el que escoger lo precioso y lo terrible. Un lugar propio en cada instante. Así rezaba la instalación fotográfica de Marta Vidanes (por cierto, muy recomendable, sobre el montaje Justo antes de los bosques, de teatroDran) que se puede visitar en el hall del edificio. Un Lugar propio. Uno para cada Marta. La (Marta) dramaturga lo ha encontrado, definitivamente, muchos años y no pocos montajes después de que dejara de ser aquella niña mala de casa bien (Josep Massot, Vidas Contadas) para convertirse en mujer de teatro. De este tránsito se habla en la obra con continuas referencias al juego, a la inocencia derrotada por la dureza que supone vivir ciertos momentos en la edad adulta. La autora ha tenido que vivir recientemente el más doloroso de ellos. Por eso, este personal lugar que es un estilo propio viene marcado esta vez por el dolor de las muchas de hospital que precedieron a la reciente pérdida de su padre.
Acometió la concepción del montaje en soledad pero recorrió el camino de su maduración ya como proyecto sobre las tablas junto a su hermana gemela, el exuberante Alberto Velasco, con quien vive y hace vivir un verdadero ciclón de sensaciones sobre el escenario. La química entre los dos actores es evidente. De representar al Mozart extravagante de Dies Irae; en el Requiem de Mozart, a encarnar el desfile disparatado de personajes (enérgico compañero de baile, hermana ñoña, esperpéntica institutriz alemana, verdugo con cabeza de cerdo), que deja patente la extraordinaria vis cómica de Velasco y su capacidad para superponer con facilidad los registros más dispares. Un verdadero showman. Nunca nadie le sacó tanto partido al anticanon danone.
El concepto artístico de Carrasco siempre ha entrañado dualidades imbricadas de tal modo que la ambivalencia de los mensajes son la esencia de sus creaciones. No es diferente en este montaje: risa, infancia, amor frente a violencia, dolor, abandono, agresividad, y una buena dosis de resistencia física. Sin embargo, con perspectiva, encontramos un trabajo más íntimo que el anterior. Histrionismo, absurdo, caricatura, sí, pero menos sátira social. Es una mirada hacia adentro. Quizás la cercanía de la muerte ha obrado este giro, no tanto desde el abandono a la inevitable contingencia de lo humano como desde la reivindicación de la fe y la voluntad como elementos que pueden vencerla. Marta parece bailar pasionalmente con la muerte, enfundada en un vestido negro, en uno de los momentos más brillantes del montaje.
Tanto para lo paródico como para lo simbólico la música resulta imprescindible; desde la evocación al País de Nunca Jamás (Aquella estrella de allá) hasta fragmentos operísticos o la popular canción francesa Ne me quitte pas. El complemento sonoro hilvana una serie de referencias que sumen en un mundo onírico quizás con la intención de aquellos surrealistas -el juego de la máscara junto a una Marta sin rostro me hizo pensar en los inquietantes maniquíes de Chirico- que encontraron una vía para la introspección en la creación de mundos irreales.
Un cerradísima ovación premió el sábado el teatro sin palabras, falto de hilo narrativo preconcebido, que no hay que entender sino saborear sin más pretensión que la de sacar conclusiones propias, encontrarse en un lenguaje abierto y liberado de prejuicios.
Espectáculo: NO SÉ SI…
Creación y dirección: Marta Carrasco
Intérpretes: Marta Carrasco y Alberto Velasco
Lugar y día: LAVA (Valladolid), 11 de febrero de 2012
Daros las Garcias. Por estàs palabras tan poeticas y a la vez contundentes.nos ayuda mucho a seguir adelante en tempos tan dificiles.gracias de verdad.besos.marta carrasco