1 diciembre 2023

Hay que reconocer que llevamos un mes bastante cargadito, sobre todo en la capital. La concentración de conciertos y eventos culturales es desbordante y se hace imposible ir a todo. ¿Cómo decidir que ver cada día? Si son los americanos Akron/Family una de las opciones, la balanza se inclina irremediablemente hacia ellos.

Una aceptable cantidad de público asistió puntual al concierto -un poco tarde por cierto, al día siguiente toca levantarse pronto- para ver actuar a Timber Timbre,  que presentaba su segundo trabajo Creep On Creepin’ On (Arts & Crafts – 2011). Los canadienses nos deleitaron con todo un despliegue de medios sobre el escenario de la sala Sol: guitarras con decenas de pedales de efector, no demasiada percusión, teclado, violín,  sampler y hasta un auto-arpa. Todo ello es necesario para llevar a buen puerto el amplio espectro de detalles que presentan sus trabajos, y redondeándolo con la amarga voz de Taylor Kirk, el resultado es un set de intensas atmósferas repletas de calidez y aromas de americana. Mención especial al tema que da nombre al segundo álbum y a Demon Host, que abre el primero, y a la capacidad de Taylor para manejar a la vez la percusión, la guitarra y las voces. Bravo por ellos.

Acercándose la media noche salió a la palestra el trío de Brooklyn dispuestos a convertir la sala en su salón de casa -palabras textuales-, sugiriendo que en la actuación que estaba a punto de empezar se iban a comportar como si todos fuésemos una gran familia. Y así fue, los dos barbudos y el imberbe de la familia Akron soltaron las bestias que llevan dentro en pocas canciones estiradas mediante salvajes improvisaciones, centrándose sobre todo en su último álbum Akron/Family II: The Cosmis Birth and Journey of Shinju TNT (Dead Oceans Records – 2011), con perlas cultivadas como la aterciopelada Islands, una temprana Antother Sky que utilizaron para desfogarse y liarla parda entre el público (Seth Olinsky bajó con una gorra y subió con otra) o la contundente Silly Bear, en la que también se hermanaron con los asistentes cantando a coro. Grandiosa también la siempre presente River, procedente de su anterior trabajo. Bis calmado con Love and Space, rescatada de Meek Warriors (Young God Records – 2006), sirvió de tranquilizante para ir suavecitos a la cama después del tute que dieron durante todo el concierto. Demostración sublime de cómo dar valor añadido a un concierto, sin limitarse simplemente a repetir canciones grabadas.

Fotografías cortesía de Heinekenpro

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies