24 abril 2024

Tan solo 48 horas después de haber disfrutado en directo de la cálida voz de Dee Dee Bridgewater llena de técnica y giros vocales me trasladaba a Madrid a sumergirme en el tono negro y desgarrado de una de las más grandes vocalistas del soul. Y es que Bettye Lavette consiguió llenar la sala Caracol y estremecer a una audiencia que quedó completamente extasiada ante el derroche de una interprete que mostró sus grandes dotes para transmitir el dolor y la tristeza de unas composiciones que desnudaban su historia personal.

De nuevo en plena actualidad gracias al lanzamiento discográfico de su reciente disco de versiones de bandas británicas INTERPRETATIONS: THE BRITISH ROCK SONGBOOK y sobre todo del anterior THE SCENE OF THE CRIME junto a Drive By Truckers, uno de los mejores cds editados en su año, desgranó durante casi hora y media una mezcolanza de composiciones de su extensísima carrera, casi 50 años editando una treintena de discos.

Arropada por una banda de batería, teclado, bajo y un excelente guitarra que se movió con maestría y facilidad entre el blues y el soul, demostró que ninguno de los nuevos soulmen (Ely Paperboy Reed, Sharon Jones ni tan siquiera su coetánea Ladie Dottie…) atesoran la voz de Bettye. Mientras la intérprete elegantemente vestida de negro y con una vitalidad envidiable a sus 65 años de edad saltó al oscurísimo escenario, tras una introducción de su banda, para atacar una caliente versión del tema de The Beatles “The Word”, más propia de una banda de la Motown que de los genios de Liverpool, y donde ya pudimos comprobar que los coros de sus músicos aunque voluntariosos nos dejaban con las ganas de unas voces femeninas que dieran cumplida réplica a la protagonista.

No paró de bailar y moverse por el escenario en ningún momento y enlazó dos de las canciones de The Scene Of The Crime como son “Take Me Like I Am” y una lenta y sentida “Choices” (de George Jones) que con el acompañamiento del piano arrancó la primera gran ovación, erizó el vello de los presentes y a punto estuvo de hacer aparecer las lágrimas en el rostro de la de Michigan.

De su reciente trabajo sonaron también el tema de The Who “Love Reign Over Me”, irreconocible con su ritmo pausado y sus arreglos, “Isn´t It A Pity” de George Harrison, y “It don´t come easy” de Ringo Starr con un tono más blusero y un solo de guitarra excepcional. Todas ellas marcadas por su fuerte personalidad.

El momento más mágico de la noche fue ver como la cantante se sentó al borde del escenario para interpretar el tema de John Prine “Souvenirs”, casi a capella, y donde la cercanía del rostro de la artista a las primeras filas nos mostró su expresión dura y el reflejo de su vida en la música. “Sleep To Dream”, original de Fiona Apple, cambió el sonido hacia tendencias más ochenteras con sonido del wah de guitarra, efectos “espaciales” y un recitado vocal puro R&B.

Una agradecida Betty Lavette volvió al escenario ante el aplauso de la sala para cantar, en solitario sobre las tablas y a capella “I Do Not Want What I Haven´t Got” de Sinead O´Connor que dejó la Caracol en un silencio absoluto.

Quizás con el apoyo adecuado de su antigua compañía discográfica, una Atlantic que se volcaba con Aretha Franklin como su artista soul de referencia, y su capacidad para reinventar composiciones de otros autores la habrían llevado a ser una de las grandes damas del soul. Sin embargo de manera egoísta el placer de poder disfrutar de un concierto de este nivel en una sala de aforo reducido es un lujo que los que asistimos a su show de Madrid no cambiaríamos por nada.